EL 25 DE MAYO Y EL DEPARTAMENTO DE JUSTICIA Y PAZ


El Departamento de Justicia y Paz de la diócesis de Quilmes emitió el siguiente comunicado con motivo del 25 de mayo, a 208 de la revolución patria.
Bajo el título Poco o nada para celebrar se dice: "Aquella semana de mayo la Iglesia acompañó el día en que comenzó a germinar la semilla de la autodeterminación de los pueblos, hoy 208 años después queremos expresar:
-Nuestra más profunda preocupación frente a un nuevo pedido al FMI, por parte del gobierno nacional, de salvataje económico.
Lejos de cualquier celebración, no podemos menos que advertir sobre las consecuencias de pobreza y exclusión de este exponencial endeudamiento.
-Nuestra opción preferencial por los pobres como Iglesia que peregrina en Berazategui, Florencio Varela y Quilmes, nos pide estar siempre del lado de los descartables de la historia, como describe el Papa Francisco a las multitudes que sufren la injusta distribución de una riqueza que, cada vez más, se concentra en menos manos.
El problema de nuestra Patria no habría que focalizarlo en las carencias de los pobres sino en la acumulación de los ricos, que es su causa.
En este sentido, la reciente publicación de las consideraciones para un discernimiento ético sobre algunos aspectos del actual sistema económico financiero, de la Congregación para la Doctrina de la Fe y el Dicasterio para Promover el Desarrollo Humano Integral (17/5/2018) son oportunas reflexiones para entender la necesidad de una base ética de las cuestiones económicas y financieras.
La Argentina, como tantos otros países emergentes, padecen las consecuencias de oscuros negocios que trascienden la Patria y que nadie regula, y como dice el documento vaticano, "es necesario igualmente permitir y alentar razonables vías de salida de la espiral de la deuda, no poniendo sobre los hombros de los Estados -y por tanto sobre los de sus conciudadanos, es decir, de millones de familias cargas que de hecho son insostenibles".
Confiamos que esta semilla sembrada en los acontecimientos de Mayo de 1810, la cual fue creciendo y arraigándose en el corazón del pueblo argentino a través de los siglos, y que se expresan en la lucha diaria de cada familia argentina en la búsqueda de la dignidad y la justicia, la impulsen a buscar y reclamar con fe y esperanza una patria más fraternal y solidaria.
Nos ponemos bajo la protección y el amparo de nuestra Madre, Virgen de Luján, patrona de nuestro pueblo, para que no deje de acompañarnos en nuestras búsquedas y reclamos a favor de los más excluidos y olvidados.

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