EL RECUERDO DEL DOCTOR ALFREDO PALACIOS

El querido fotógrafo Sergio Pablos siempre acerca en su página web recuerdos de efemérides históricas. Y en este caso se trata del doctor Alfredo Palacios, en realidad se llamaba Alfredo Lorenzo Ramón, quien nació el 10 de agosto de 1878 y murió un 20 de abril de 1965, es decir, hace 53 años.
Se transformó en el gran ejemplo de la honestidad republicana, un hombre austero a ultranza, que era el mejor ejemplo para cualquiera. Fue el primer diputado socialista de América, por la circunscripción de la Boca.
Promediando los años 60 ocupaba su banca en Diputados. Su bloque, el socialismo argentino, estaba al lado de la oficina de Taquígrafos, y siempre se caracterizaba por su chambergo (tenía un joven discípulo que lo imitaba en todo, incluso en esa vestimenta y los históricos "mostacholes", léase bigotes, mucho más importantes y transparentes que otros que años más tarde dieron mucho que hablar.
Era hijo de Aurelio Palacios, un hombre que le inculcó los valores de la solidaridad y la honestidad.
Cuando tuvo que presentar la tesis para recibirse de abogado lo hizo con La miseria, donde destrozaba las estructuras del poder; las autoridades conservadoras le recomendaron otra más suave y finalmente contra su voluntad se recibió con otra acerca de las quiebras empresariales.
Una placa lo acompañó como abogado, con el lema "el doctor Palacios atiende gratis a los pobres".
En 1904 fue elegido diputado por el socialismo, el primero de América Latina.
Fue el autor de la mayoría de las leyes laborales que más tarde aprobó el peronismo.
Propuso la reforma universitaria de 1918 -este año se está cumpliendo el centenario- y fue profesor de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Facultad de Ciencias Económicas, también rector de la Universidad Nacional de La Plata.
Se enfrentó a Hipólito Yrigoyen y al propio Juan Domingo Perón.
Fue electo diputado dos veces y una, senador nacional, además convencional constituyente y embajador en Uruguay.
No se hizo rico con la actividad política o legislativa, al contrario su casa de Charcas 4741 estuvo varias veces a punto de ser rematada, lo salvó la generosidad de sus amigos.
Era una delicia practica taquigrafía, preparando el concurso para ingresar como taquígrafo al Congreso, tomando los discursos de don Alfredo. Tiempo antes de su muerte, se le hizo un gran homenaje, destacando su condición de ser humano y político brillante y honesto.
Murió un día como ayer en 1965, y con él se apagó una de las mentes más brillantes de América Latina.
Un hombre que en estos tiempos sería ejemplo por doquier, porque lamentablemente de su talla hoy brillan por su ausencia.

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