LOS 130 AÑOS DEL DECANO DEL FUTBOL ARGENTINO

Hoy cumple 130 años el decano del fútbol argentino, el Quilmes Atlético Club.
La fecha remonta a aquellos ingleses que un 27 de noviembre de 1887 decidieron fundar una institución que a lo largo de los años sigue firme en la brecha, más allá de los contratiempos y avatares que últimamente han sacudido la nave.
El fútbol es el principal motivo de encuentro para los simpatizantes, hinchas y socios, pero hay una paleta de actividades deportivas y sociales que nutren a los que se acercan a la sede de Guido entre Paz y Sarmiento.
Hoy más que nunca el aniversario sirve para hacer un repaso de la historia, de una historia rica en acontecimientos y también, por qué no decirlo, plena de infortunios.
Quilmes es el que más descendió y ascendió a primera división en la historia del fútbol argentino, y ese estigma marca sin duda a sus hinchas.
El tema económico atraviesa hoy más que nunca el presente institucional, con una comisión directiva que asumió un barco a la deriva, al rojo vivo en materia de pasivo y con más deudas y problemas que "los Pérez García", por aquel histórico programa radial de los 50.
Se decidió recurrir a la convocatoria de acreedores como el mejor remedio para bajar la fiebre del paciente. Un enfermo que fue castigado lamentablemente con malas decisiones dirigenciales que lo pusieron al borde del abismo.
La herencia recibida fue atroz, con dirigentes que se convirtieron en dueños del club, haciendo y deshaciendo a todo placer para que los socios decidieran hace más de un año castigar duramente a aquellos que se retiraron "con la cola entre las piernas".
Hoy las deudas lo ponen a prueba, intentando enderezar un barco que se mueve en aguas borrascosas.
Todo ese mal económico repercute, evidentemente, en lo deportivo, porque se armó un equipo para hacer un buen papel en la primera B Nacional con jugadores de medio pelo, sin antecedentes, y con referentes que han vuelto al club para aportar su granito de arena, pero que sufren las contigencias de la edad y de la situación institucional.
Si a estas condiciones, de por sí preocupantes, se suma la circunstancia de la inefable renuncia de un técnico -Lucas Nardi- 48 horas antes de un partido importante -el joven que lo sustituyó, Leonardo Lemos, hombre de la casa, puso la cara y terminó recibiendo las bofetadas de un equipo que pareció sentir la incertidumbre permanente- se tendrá una idea de que este cumpleaños se recibe en lo futbolístico no de la mejor manera, ya que el torneo resulta ser uno de los más parejos del ascenso y cuando los resultados no se dan, comienza a verse de reojo el fantasma del descenso.
"No quiero terminar como Atlanta" sostuvo el relator Adrián Di Blasi (Atlanta con rica historia en primera, años ha, sufre la Primera B Metropolitana y todos los años intenta el protagonismo pero tropieza con las piedras que se le ponen en el camino). Habría que decirle que sí podrá llegar a ser como el bohemio si el presente se toma con poca inteligencia y se deja llevar el barco por el viento de la desesperación.
¿Alguna vez se habló de un proyecto que contemple el mediano y largo plazo?
Si hoy, por las circunstancias que sean, se mira mucho más las inferiores para tratar de promover a los chicos que empujan de abajo -así por lo menos se alienta el denominado Selectivo- ¿por qué no comenzar a utilizar lo que se tiene en casa y dejar de recurrir a elementos que al final nada aportan?
Almagro llegó el sábado a Quilmes, dirigido por "un hombre formado en la casa" como Alfredo Grelak. Presentó un equipo inteligente y contó con dos jugadores también formados en el QAC, como Adrián Fernández y Diego Diellos.
Quilmes tendrá que darse cuenta de lo que significa no tener dinero y recurrir a la imaginación para salvar de la deriva al barco.
Para eso desde la cabeza principal habrá que actuar con madurez y responsabilidad. Pensar en lo que se pretende, y en ese sentido, ya se decidió que no seguirá Lemos porque ya hay nuevo conductor, Sciaqua, aunque sorprende que recién se hará cargo el próximo lunes, o sea, ante Instituto el técnico-fusible será otra vez Leonardo Lemos.
En cuatro décadas de seguir a Quilmes por todas partes, en todas las circunstancias, con todos los climas, con dirigentes que se creyeron infalibles y eternos, con jugadores que llegaron como estrellas y se fueron estrellados, con presupuestos imposibles de cumplir, con equipos de la jerarquía como los de 1975, 1978, 1982, con técnicos que hicieron escuela en el club-léase por ejemplo Gustavo Alfaro, hoy brillando en Huracán-, con otros que pasaron como ráfaga e incluso ni siquiera asumieron -¿acaso se puede olvidar que alguna vez fue presentado como técnico el Bambino Veira, quien jamás dirigió una práctica porque se fue al día siguiente?- con tantos avatares en un Quilmes que nace y renace todos los días porque siempre hay algo que complica las cosas, lo mejor que se puede decir en este aniversario de un siglo y tres décadas, que el Quilmes AC, como decano del fútbol argentino, siempre infla el pecho, crece ante la adversidad y le pone el corazón a las balas, porque la gente que lo quiere de verdad dice siempre presente, en las buenas y... en las malas mucho más.

Eduardo Menescaldi

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