DIARIO DE VIAJE... EL MURO


Sin duda la visita a Berlín, además de conmover con la recorrida por el Museo del Holocausto, tiene su profunda emoción cuando se conoce la historia del Muro que dividió a la ciudad durante algo más de 28 años, y que se transformó en el "muro de la verguenza".
De ese Muro sólo queda una muestra, para que la humanidad tome conciencia de lo que significó y se encargue de que nunca más se repita.
El Muro llegó a tener una extensión de 144 kilómetros, separando a Berlín este de oeste. Muchos murieron pretendiendo pasar. Queda como mudo testigo el Charlie Point, como el puesto de paso de uno a otro lado de la ciudad en aquellos tiempos.
En alemán Muro de Berlín es Berliner Mauer. Se extendió del 13 de agosto de 1961 al 9 de noviembre de 1989.
En la República Democrática Alemana (RDA) era el Muro de Protección Antifascista y los medios de comunicación lo difundían como el Muro de la verguenza.
Del Muro, 45 kilómetros dividían a la ciudad de Berlín en dos, mientras que otros 115 rodeaban la parte oeste separándola de la RDA.
El Muro fue el paradigna de la guerra fría y de la división de Alemania en dos.
La construcción de esta enorme barrera fue un secretado de Estado en la RDA. 
En la noche del 12 al 13 de agosto de 1961 se construyó el muro entero, y el día 13 faltaba construir una pequeña parte. Comenzaron a cerrarse los accesos.
La planificación y concreción del muro fue obra de Erich Honecker, secretario del Comité Central.
El gobierno de la RDA dijo que era un muro de protección antifascista para evitar agresiones occidentales.
Del otro lado se sostuvo que ese argumento no era más que el propósito de evitar que ciudadanos de la RDA entraran en Berlín occidental.
En 1975 se empezó a construir y era de hormigón armado, con una altura de 3,6 metros, estando formado por  45 mil secciones independientes de 1,5 metros de longitud. 
La frontera estaba protegida por una valla de tela metálica, cables de alarma, trincheras para impedir el paso de vehículos, una cerca de alambre de púas, más de 300 torres de vigilancia y treinta bunkers.

"DE INMEDIATO"

En la noche del jueves 9 de noviembre de 1989 cayó el muro de Berlín, después de más de 28 años. La apertura se conoció como die Wende (El cambio) y fue el resultado de las exigencias de libre circulación en la ex RDA, las manifestaciones masivas contra el gobierno de Alemania Oriental, lo que llevó a que el 18 de octubre de 1989 renunciara el líder de la RDA, Erich Honecker, reemplazado por Egon Krenz.
En conferencia de prensa, retransmitida en directo por la televisión de Alemania Oriental, el miembro del Politburó, Gunteer Schabowski anunció que todas las restricciones habían sido retiradas y suponiendo que podrían pasar sin trámite alguno, muchas personas fueron al muro, donde los guardias fronterizos no se atrevieron a disparar y finalmente abrieron los puntos de acceso.
Schabowski terminó su conferencia de prensa a las 18.53.
Leyó un proyecto de ley del consejo de ministros que hablaba de que los viajes privados al extranjero se podían autorizar sin presentar justificante, motivo del viaje o lugar de residencia. 
El corresponsal de la agencia italiana ANSA, Riccardo Ehrman, preguntó cuándo iba a entrar en vigor la medida.
Schabowski contestó en alemán: "Ab sofort", o sea "de inmediato" en español.
Lo que no leyó Schabowski es que la medida tendría efecto desde el día siguiente.
Ese error lo capitalizaron los medios, radios y televisiones de la RFA y Berlín Oeste bajo el título El Muro está abierto. Muchos miles de berlineses del Este se presentaron en los puestos de control y exigieron pasar al otro lado.
Bajo la presión de la gente, el punto de control de BornholmestraBe se abrió a las 23, junto a otros puntos de paso, tanto en Berlín como en la frontera de la RFA.
Muchos televidentes se pusieron en camino. Aunque la verdadera avalancha fue a la mañana siguiente, el 10 de noviembre.
Los ciudadanos de la RDA fueron recibidos con entusiasmo por los habitantes del Oeste. Fue una auténtica fiesta: abrieron los bares de la zona, dando cerveza gratis y los presentes se abrazaban festejando. 
Cuando se supo de la apertura, la sesión del Bundestag en Bonn se interrumpió y los diputaron entonaron el himno alemán.
Lo que vino después era esperable. Los berlineses comenzaron a derribar al muro con cuanto medio tenían a su alcance, como picos, martillos, etcétera. El artista del violoncelo Mstislav Rostropovich, que tuvo que exiliarse al Oeste, fue al pie del muro para animar a los que demolían. Hay una foto que testimonia ese acontecimiento.
El artista alemán Bodo Sperling propuso salvar un pedazo del muro para crear una galería de arte urbano al aire libre. Así surgió la East Side Gallery sobre una sección de 1316 metros en la calle MuhlenstraBe, a orillas del río Spree. Más de cien artistas de todo el mundo fueron invitados a pintar murales en homenaje a la libertad.

LAS MEDIDAS

El Ministerio de Seguridad Nacional antes de la caída del muro dijo que a mediados de 1989 estaba formado por 41,91 kilómetros de muro de una altura de 3,60 metros; 58,95 kilómetros de muro prefabricado a una altura de 3,40 metros; 68,42 kilómetros de alambre de espino con una altura de 2,90; 161 kilómetros de calles iluminadas; 113,85 kilómetros de vallas; 186 torres de vigilancia y 31 puestos de control.
De la frontera de 156,4 km. de Berlín Oeste, 43,7 km. colindaban con Berlín Este y 112,7 km. con Bezirk Postdam, 64 km. del recorrido estaban en áreas edificadas, 32 km. en zonas boscosas, 37,95 en descampados y 37,95 km. en ríos y lagos.
En el estado final de construcción, a fines de la década de 1980, las instalaciones fronterizas contaban con un muro de hormigón de 2,5 a 3,6 metros de altura; una alarma para detectar el contacto con el suelo; una barrera de contacto de tela metálica más alta que un hombre, con un tendido de alambre de espinas y una alarma de contacto; hasta que se abrió hubo algunas partes recorridas con perros policía, barreras antivehículo y antitanques; un camino para el acceso a los puestos de guardia y la circulación de las patrullas militares; torres de vigilancia equipadas con proyectores de búsqueda, que vigilaban los puestos fronterizos de día, y con refuerzos de soldados de noche; pistas de control, siempre escarificadas, que servían para recoger las huellas de los fugitivos, y que no debían ser pisadas por los soldados; barreras de separación suplementarias, que superaban la altura del hombre, y a través de las cuales se podía ver en oblicuo; el muro propiamente dicho, de 3,75 metros de altura, con un lado en Berlín Occidental y algunos metros de territorio perteneciente a la RDA.
Evidentemente, una locura total, un Muro de la Verguenza que terminó derribado después de 28 años de estar de pie.
La visita concluye, y el espectador se va reflexionando, soñando con que nunca más se repita algo semejante.

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