DIARIO DE UN VIAJE... DESTINO BERLIN

La Juvenilia Menescaldi -hermanos y cuñados- tomó el avión de la compañía alemana en Ezeiza y después de 12 horas y media llegó al aeropuerto de Franfurt, con una parada técnica -el regreso permitió apreciar la magnitud de esta estación aérea, por lo que se dejan los datos para más adelante, aunque se puede destacar que es uno de los aeropuertos más grandes del mundo- y nueva aeronave rumbo a Berlín.
El impacto Berlín fue tremendo. Una ciudad pujante y moderna, solo con signos históricos de que alguna vez  se padeció una guerra con bombardeos que destruyeron buena parte de la ciudad.
Coches de alta gama -sin ir más lejos los taxis son BMW, Mercedes Benz, Audi, por citar algunas marcas-, bicicletas por doquier -el medio de transporte por excelencia-, modernos autobuses, coches eléctricos -con lugares especiales para cargarlos-, un idioma prácticamente inabordable, respeto por el turista, la cerveza como bebida nacional y la salchicha con chucrut como uno de las ofertas alimentarias alternativas más demandadas.
De entrada nomás hay que adaptarse a la diferencia horaria, el reloj biológico que pesa por las cinco horas de diferencia con Buenos Aires, y las costumbres alemanas totalmente diferentes a la nuestra, sobre todo en materia de comidas.
Un desayuno abundante, refrigerio al mediodía y la cena a primera hora de la tarde, de tal manera que pasadas determinadas horas de la noche difícilmente se encuentre un restaurante abierto.
Para conocer lo mejor es encontrar en la Alexanderplatz algún guía español para recorrer puntos de la ciudad, saber de la historia, reparar en que alguna vez hubo una guerra -al menos la segunda guerra mundial que terminó con la rendición alemana y el reparto de los aliados (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Unión Soviética).
Aquí apareció Malena, una joven argentina -de Don Torcuato- a un paso de recibirse de antropóloga (le falta la tesis) que lleva un tiempo en la capital alemana y que participa de la propuesta Berlín City Tour, en este caso caminando (también están las propuestas de Hop on Hop off con modernos y cómodos buses que recorren la ciudad provistos de audioguía (en distintos idiomas).
Malena moviliza energía y le pone pasión a su tarea, contando la historia que lo tuvo a Adolf Hitler como principal protagonista, que generó los años más dolorosos de la historia alemana.
Una imagen como ejemplo -después se irá desarrollando con mayor detalle- el Museo del Holocausto, con 2711 "tumbas", símbolo de los 5,9 millones de judíos exterminados por el régimen hitlerista.
Otra imagen, aunque más reciente, el muro construido en 1961 que separó las dos Alemanias -este y oeste- y que se extendió por 28 años (hasta 1969).
En la recorrida se pasa por el edificio donde el Fuhrer desde el balcón presenciaba los desfiles militares (hoy  es el Ministerio de Finanzas del país germano), el sitio debajo del cual estaba el bunker de Hitler cuando se acercaba el fin. Allí se casó con Eva Braun y ambos tomaron el veneno que puso fin a su existencia, aunque entendían que su capacidad de sobrevivencia y su superioridad racial los llevaría a desafiar a Dios y evitar el destino que finalmente les tocó vivir. Una muerte que algunas especies pretenden poner en duda, pero que constituyen la versión más correcta de la verdadera historia. (No olvidemos que se llegó a decir que Hitler había huido a la Argentina como muchos jerarcas nazis, lo cual parece una barbaridad).

PUERTA DE BRANDEBURGO

Sin duda es uno de los monumentos más emblemáticos de Berlín: la puerta de Brandeburgo. Se trata de la puerta de entrada a Alemania y fue inaugurada en 1791, junto a la Pariserplatz. Es un símbolo del triunfo de la paz sobre las armas.
En lo más alto, una cuádriga con cuatro caballos representa a la victoria. La actual es una copia porque la original fue destruida durante la segunda guerra mundial.
Está cerca del Parlamento (el Bundestag).
Otro lugar histórico es Checkpoint Charlie, que fue el punto de paso más conocido durante la guerra fría. Hay muchas historias en torno a ese paso, incluso de algún americano que pretendió pasar para buscar a su novia -cuando este y oeste estaban separados- y casi desata una tercera guerra. Al menos así contó Malena lo que puede matizarse como novelesco.
En esta recorrida se llega a un lugar donde había un aeropuerto, en el que entraban y salían aviones cada cinco minutos. Hoy es un centro de refugiados, vaya paradoja.
Berlín en la actualidad es una ciudad que representa como ninguna la voluntad de un pueblo de rehacerse después de los horrores de la guerra. La construcción y la reconstrucción son moneda corriente, y significa la posibilidad de renacer de entre las cenizas, como el Ave Fénix, para poner de pie a un pueblo.
El fin de semana pasado hubo elecciones -no son obligatorias- y volvió a ganar la primer ministro Angela Merkel, aunque hubo un 13 por ciento de votos para un partido neonazi.
Seguramente el horror del régimen que quiso ser imperio sembrando escenarios de muerte será la mejor imagen para no caer nunca en el pecado de repetir la historia.



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