REBECCA, UNA MUJER INOLVIDABLE

El próximo lunes a las 19 en el subsuelo del Teatro Municipal, sigue el ciclo de cine Quilmes Ar.te con la exhibición del filme Rebecca, la película de Alfred Hithcock.
Este mes está dedicado al afamado director -ya se proyectó Psicosis- y en este caso se pone en escena esa película que fue filmada en 1940 en los Estados Unidos.
Se basa en la novela homónima de la escritora británica Daphne du Murier.
Ganó dos Oscar, a la mejor película y a la mejor fotografía en blanco y negro, y tuvo otras nueve candidaturas.
Son protagonistas Joan Fontaine y Laurence Olivier, junto a George Sandeers, Judith Anderson, Gladys Cooper, Nigel Bruce, Reginald Denny. C. Aubrey Smith y Florence Bates.
La pelicula empieza con la famosa frase que abre la novela: Anoche soñé que había vuelto a Manderley, mientras se muestran las ruinas de una gran mansión.
La frase la pronuncia la segunda esposa del aristócrata inglés Maximilian De Winter (Laurence Olivier), personaje que interpreta Joan Fontaine y al que, tanto en el libro como en la película, no se nombra.
Maximilian De Winter ha perdido a su esposa, Rebecca De Winter, dada por muerta y desaparecida en la costa.
Va a Montecarlo para sobreponerse a lo sucedido, donde conoce a una joven, empleada por una señora, Mrs. Van Hopper, como dama de compañía. Ambos se enamoran y se casan rápidamente.
Instalados en Manderley, la mansión de Maxim en Cornualles, al sureste de Inglaterra, la joven esposa comienza a darse cuenta de que la sombra de la anterior señora De Winter sigue presente en la casa, en su ama de llaves, Mrs. Danvers (Judith Anderson), y también en los pensamientos de su marido.
Rebecca muere en un naufragio del balando en el que navegaba, y su marido reconoce luego el cadáver, que fue enterrado en la capilla familiar.
Un día un pequeño navío naufraga cerca del de Rebecca. Durante las inspecciones se descubre que el cuerpo de Rebecca sigue allí.
El marido tiene que afrontar un nuevo proceso. Insiste en que la muerte de ella fue un accidente. Pero esa no es la verdad. Le cuenta a su nueva mujer que él sí la mató, aunque accidentalmente
En altamar, ella le dijo que estaba encinta de otro hombre, y él la había golpeado hasta matarla. Luego había hundido el balandro y había reconocido a una desconocida.
Su matrimonio, en apariencia perfecta, ocultaba en realidad una relación basada en el odio.
La joven esposa cree en su inocencia y está dispuesta a defenderlo. Cuando las investigaciones revelan que Rebecca estaba enferma de cáncer, el juez concluye que se trató de un suicidio.
La señora Danvers incendia Manderley y muere en el incendio que destruye para siempre el castillo.

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