El domingo 27 de agosto a las 20, Casa de Arte Doña Rosa, de Colón 279, Quilmes, vuelve a presentar Cerca de lo normal, con la dirección de Lucía Espósito y la asistencia de Julián Favorito.
Actúan Nicolás Marini, Mariela Wahnschaffe, Paula Martín y Nicolás Bertolotto.
Inefable, algo que no se puede explicar con palabras, es el término que le mejor le cabe a esta propuesta inédita del teatro quilmeño, con jóvenes y talentosos actores que dejan el alma en el escenario.
No se trata de una comedia musical, aunque la música y las canciones irrumpen en forma secuencial a lo largo de toda la obra.
Podría hablarse de un musical de teatro, con el color y la interpretación de la tragedia, de una familia que pretende ser normal pero que debe superar esas imperfecciones que les asigna el destino y que la convierte en una imperiosa necesidad de querer ser, buscando la luz al final del túnel.
Los actores se mueven arrojando emociones a los espectadores. ¿Puede la muerte de un hijo sacar de la anormalidad a una familia que quiere ser normal?¿Cómo acercarse al ideal de la perfección?
Mariela Wahnschaffe es la atribulada madre que padece el desquicio mental que le ha provocado una pérdida que a lo largo de los años vuelve a aparecer como un presente imposible de olvidar, por más que traten de apartarla de esos recuerdos que están en todos los ámbitos de su casa. Y por más que se interne o que busque superar el shock de un recuerdo imborrable, seguirá dando vueltas y vueltas por la misma noria.
El padre (Nicolás Bertolotto) intenta sacar a su mujer de ese estado y pone amor, sacrificio, dolor, y todos los sentimientos propios de quien se queda sin su mejor herencia.
La hija (Paula Martín) que vive en ese ambiente sórdido donde la locura, la sinrazón y el hartazgo se dan la mano, intenta entender lo que le ha venido pasando por ese hermano perdido (Nicolás Marini), quien va y viene procurando no ser olvidado.
Todo ese clima, que deja a los espectadores en silencio durante toda la obra -todo un enorme mérito de los actores, que explican cantando con sus mejores voces lo que les pasa- remata en la luz de la esperanza. Porque el dolor siempre deja abierto un haz de esperanza y de luz...
Actúan Nicolás Marini, Mariela Wahnschaffe, Paula Martín y Nicolás Bertolotto.
Inefable, algo que no se puede explicar con palabras, es el término que le mejor le cabe a esta propuesta inédita del teatro quilmeño, con jóvenes y talentosos actores que dejan el alma en el escenario.
No se trata de una comedia musical, aunque la música y las canciones irrumpen en forma secuencial a lo largo de toda la obra.
Podría hablarse de un musical de teatro, con el color y la interpretación de la tragedia, de una familia que pretende ser normal pero que debe superar esas imperfecciones que les asigna el destino y que la convierte en una imperiosa necesidad de querer ser, buscando la luz al final del túnel.
Los actores se mueven arrojando emociones a los espectadores. ¿Puede la muerte de un hijo sacar de la anormalidad a una familia que quiere ser normal?¿Cómo acercarse al ideal de la perfección?
Mariela Wahnschaffe es la atribulada madre que padece el desquicio mental que le ha provocado una pérdida que a lo largo de los años vuelve a aparecer como un presente imposible de olvidar, por más que traten de apartarla de esos recuerdos que están en todos los ámbitos de su casa. Y por más que se interne o que busque superar el shock de un recuerdo imborrable, seguirá dando vueltas y vueltas por la misma noria.
El padre (Nicolás Bertolotto) intenta sacar a su mujer de ese estado y pone amor, sacrificio, dolor, y todos los sentimientos propios de quien se queda sin su mejor herencia.
La hija (Paula Martín) que vive en ese ambiente sórdido donde la locura, la sinrazón y el hartazgo se dan la mano, intenta entender lo que le ha venido pasando por ese hermano perdido (Nicolás Marini), quien va y viene procurando no ser olvidado.
Todo ese clima, que deja a los espectadores en silencio durante toda la obra -todo un enorme mérito de los actores, que explican cantando con sus mejores voces lo que les pasa- remata en la luz de la esperanza. Porque el dolor siempre deja abierto un haz de esperanza y de luz...
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