No alcanzó el empate en Rafaela. Quilmes igualó 1 a 1, y sin embargo se concretó el descenso que parecía irremediable desde hace varias fechas, con la seguidilla de derrotas.
Hoy necesitaba ganar para seguir teniendo chances matemáticas, y no se ganó -en realidad de visitante no gana desde marzo del año pasado, cuando derrotó a Vélez- por lo que tendrá que jugar el próximo torneo de la Primera B Nacional.
Como siempre el técnico Cristian Díaz dio la cara y salió a tratar de explicar lo inexplicable. No quiso adentrar en algunas cosas ("que se hablan en una charla de café en lo privado") aunque reconoció que no le acompañaron los resultados.
"Aquí hay futbolistas que seguramente en un futuro a mediano plazo seguro serán grandes jugadores, pero han tenido que hacerse cargo en un momento difícil", destacó, y habló en términos "musicales" de esos futbolistas. "En términos guitarrísticos estaban para una segunda guitarra, sin embargo debieron asumir los riesgos de ser primera guitarra".
Es muy rápido y en caliente resulta problemático que Díaz quiera decir qué será del futuro. No lo quiso responder, pero dio a entender que puede existir una cláusula de no continuación en un caso como este de descenso. En todo caso, será cuestión de hablar con la directiva y la subcomisión de fútbol, que será la que tendrá que tomar la decisión.
Lo que viene no será nada fácil. La primera B Nacional es un torneo muy duro, muy viajado, donde se es visitante-visitante fuera de casa y donde cada partido resulta un desafío.
Si nos atenemos a los números, lo de Cristian Díaz fue terriblemente malo. Puso mucha voluntad, fue el único que asumió este hierro candente cuando nadie quiso agarrar el equipo -no olvidar que fueron muchos los nombres que circularon y los que dijeron NO, incluso algunos sin siquiera sentarse a conversar- y las cosas no se le dieron NUNCA.
Puede ser consuelo -para el hincha no alcanza- pero esta no es una cuestión sorpresiva. Una decena de descensos en su historia son una prueba elocuente de los desequilibrios que ha vivido el decano del fútbol argentino en su historia, incluso cuando esta vez -aunque parezca mentira- se alcanzó el mayor término de estadía en primera división: CINCO AÑOS. Es muy poco tiempo, y en todo caso, refleja con creces los vaivenes que ha vivido el club en los últimos tiempos.
Había que ganar el campeonato económico primero, y el deportivo, después. Aquel campeonato económico pasa por la herencia recibida (¿qué dirán hoy aquel que quiso ser gobernador y que fue vapuleado por la chica Heidi?¿O qué dirá aquel que sumó desaguisados y que hoy asesora en la Patagonia?).
Es un momento duro, uno más en la historia del Quilmes AC... Hay que volver a la primera B Nacional, un torneo del que se dice que se jugará en dos zonas... Pero hoy es demasiado prematura, todavía hay que cumplir el fixture ante dos rivales: el miércoles con Arsenal en el Centenario -el de Sarandí hoy perdió con Godoy Cruz y todavía no está salvado del descenso- y el fin de semana próximo con Estudiantes, que pelea por jugar por alguna Copa.
Hoy necesitaba ganar para seguir teniendo chances matemáticas, y no se ganó -en realidad de visitante no gana desde marzo del año pasado, cuando derrotó a Vélez- por lo que tendrá que jugar el próximo torneo de la Primera B Nacional.
Como siempre el técnico Cristian Díaz dio la cara y salió a tratar de explicar lo inexplicable. No quiso adentrar en algunas cosas ("que se hablan en una charla de café en lo privado") aunque reconoció que no le acompañaron los resultados.
"Aquí hay futbolistas que seguramente en un futuro a mediano plazo seguro serán grandes jugadores, pero han tenido que hacerse cargo en un momento difícil", destacó, y habló en términos "musicales" de esos futbolistas. "En términos guitarrísticos estaban para una segunda guitarra, sin embargo debieron asumir los riesgos de ser primera guitarra".
Es muy rápido y en caliente resulta problemático que Díaz quiera decir qué será del futuro. No lo quiso responder, pero dio a entender que puede existir una cláusula de no continuación en un caso como este de descenso. En todo caso, será cuestión de hablar con la directiva y la subcomisión de fútbol, que será la que tendrá que tomar la decisión.
Lo que viene no será nada fácil. La primera B Nacional es un torneo muy duro, muy viajado, donde se es visitante-visitante fuera de casa y donde cada partido resulta un desafío.
Si nos atenemos a los números, lo de Cristian Díaz fue terriblemente malo. Puso mucha voluntad, fue el único que asumió este hierro candente cuando nadie quiso agarrar el equipo -no olvidar que fueron muchos los nombres que circularon y los que dijeron NO, incluso algunos sin siquiera sentarse a conversar- y las cosas no se le dieron NUNCA.
Puede ser consuelo -para el hincha no alcanza- pero esta no es una cuestión sorpresiva. Una decena de descensos en su historia son una prueba elocuente de los desequilibrios que ha vivido el decano del fútbol argentino en su historia, incluso cuando esta vez -aunque parezca mentira- se alcanzó el mayor término de estadía en primera división: CINCO AÑOS. Es muy poco tiempo, y en todo caso, refleja con creces los vaivenes que ha vivido el club en los últimos tiempos.
Había que ganar el campeonato económico primero, y el deportivo, después. Aquel campeonato económico pasa por la herencia recibida (¿qué dirán hoy aquel que quiso ser gobernador y que fue vapuleado por la chica Heidi?¿O qué dirá aquel que sumó desaguisados y que hoy asesora en la Patagonia?).
Es un momento duro, uno más en la historia del Quilmes AC... Hay que volver a la primera B Nacional, un torneo del que se dice que se jugará en dos zonas... Pero hoy es demasiado prematura, todavía hay que cumplir el fixture ante dos rivales: el miércoles con Arsenal en el Centenario -el de Sarandí hoy perdió con Godoy Cruz y todavía no está salvado del descenso- y el fin de semana próximo con Estudiantes, que pelea por jugar por alguna Copa.
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