SCHAPIRA Y EL DIA DEL PROFESOR DE TENIS


Desde el Congreso de la Nación se postula declarar el 18 de octubre como el día nacional del profesor de tenis, en homenaje a Daniel Marcelo Schapira, detenido desaparecido el 7 de abril de 1977.
Daniel era estudiante de Derecho en la UBA, tenista y profesor de tenis.
Integró la cátedra de Eduardo Luis Duhalde. Militaba en la Juventud Universitaria Peronista.
Su esposa, Andrea Yankilevich, estaba embarazada de un mes cuando Daniel desapareció. 
A los ocho meses nació el hijo, también llamado Daniel, hoy atleta.
Lo secuestraron en la esquina de San Juan y Boedo, en Capital, a través de un grupo de tareas.
Fue visto en la ESMA y en el centro clandestino de detención Coordinación Federal/Superintendencia de Seguridad Federal. Fue gravemente torturado y permanece desaparecido.
Daniel había nacido el 18 de octubre de 1950, jugó en GEBA hasta 1968 y al año siguiente pasó a Comercio, donde jugó en intermedia. Pero también entrenaba en San Lorenzo, junto a su hermano Edgardo.
Estos recuerdos los expresa Oscar Pinco, quien recuerda que el deportista estuvo entre los diez mejores del ránking nacional, en una camada en la que estaban Ricardo Cano, Hugo Varela, Bicho Romani, el Mono Maciel y Pancho Mastelli.
Schapira empezó a dar clases en DAOM y luego fue a Macabi.
El nivel intelectual de Daniel Schapira lo llevó a ser convocado como ayudante de cátedra de Derecho Constitucional, a cargo de Rodolfo Ortega Peña (asesinado en 1974 por la triple A) y Eduardo Luis Duhalde.
Más tarde fue a Córdoba, donde fue un importante cuadro de la Juventud Universitaria Peronista.
En 1976, en plena dictadura militar fue perseguido y recibió tres balazos de parte de "las fuerzas del terrorismo de Estado". 
Dice Pinco que vale la pena aclarar que lo único que empuñó Daniel Schapira fue una raqueta de tenis, y lo más filoso que poseía fueron sus claras ideas, su sueño de justicia social y de una sociedad más ecuánime.
Pese a estar malherido, por su gran estado físico, pudo escapar y llegar a Buenos Aires en tren, enyesado y sobre una silla de ruedas.
Dijo su hermano Edgardo que ante la situación el padre intentó convencerlo para que se fuera del país, pero se negó diciendo que defendía sus ideales y derechos y que entendía que irse del país era traicionar y abandonar a sus compañeros.
En Buenos Aires fue intensamente buscado, lo que lo obligó a dormir todas las noches en lugares distintos.
Sin embargo, desde la clandestinidad todos los días llamaba a su hermano para saber de su familia y su actividad tenística y a pesar del horror que pasaba, su pasión por el tenis lo llevaba "lo llevaba a recomendarme la táctica para jugarle al rival que me tocaba" contó el hermano.
El 7 de abril de 1977, cuando viajaba en colectivo por San Juan y Boedo, un grupo de tareas lo secuestró.

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