El azar del fixture determinó que Quilmes y Defensa jueguen dos partidos seguidos. El último lunes fue en Varela y ganó el Halcón 2 a 0 con los goles de Pochetino y el arbitraje polémico de Jorge Baliño.
La revancha será el domingo a las 19.15 en Quilmes, ahora con el arbitraje de Fernando Rapallini.
Quilmes está en zona de descenso directo y necesitar sumar lo más que se pueda en los 18 puntos que restan -ya se sabe que visitará a Vélez el lunes 29 de mayo- y la primera gran ocasión es el domingo en el Centenario.
La situación que vivieron los futbolistas el pasado lunes al regresar de Varela dejó desconcierto y miedo. Los autos de varios jugadores aparecieron rotos, les robaron pertenencias y a partir de ahí se extremaron las medidas de seguridad.
El volante Adrián Calello -el Varela recibió la quinta amarilla y no podrá jugar el domingo- dijo que el plantel tiene miedo y dijo como ejemplo el hecho de que no llevó a su hija al jardín ayer por ese motivo.
Desde la Aprevide -la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte- el titular, licenciado Lugones, repudió los hechos y pidió celeridad a los investigadores para detectar a los vándalos que cometieron los hechos de la playa de estacionamiento del Centenario.
En algún momento se habló de jugar el partido a puertas cerradas, pero el propio Lugones lo rechazó, sosteniendo que no podían pagar santos por pecadores. En todo caso se harán un operativo de seguridad más riguroso para evitar que pase algo el domingo.
Se hicieron las denuncias en la comisaría 3a. y se espera rápida definición. Según se comentó el hecho ocurrió cuando el sereno dejó su lugar antes de que llegue el relevo. Hay que suponer que los vándalos sabían de la situación o incluso amenazaron al propio sereno para que se retire antes.
Lo cierto es que hay un clima complejo y confuso, que se enrarece aun más porque el fantasma del descenso acecha.
Desde la comisión directiva, presidida por Marcelo Calello, hubo un repudio a los hechos y se reclamó seguridad, con el lema de que el club es de todos.
En nota publicada hoy por el diario Clarín, el titular de la Aprevide no descarta que estos hechos lamentables tengan que ver con la barra residual que en la anterior gestión -léase Meiszner, Aníbal Fernández- hacía de las suyas y contaba con impunidad.
Quilmes necesita tranquilidad para asumir lo que viene con responsabilidad y seriedad, pensando que mientras haya posibilidades hay que pelear para seguir en primera, un objetivo que costó muchísimo y que en junio cumplirá el record de cinco años en la categoría.
La revancha será el domingo a las 19.15 en Quilmes, ahora con el arbitraje de Fernando Rapallini.
Quilmes está en zona de descenso directo y necesitar sumar lo más que se pueda en los 18 puntos que restan -ya se sabe que visitará a Vélez el lunes 29 de mayo- y la primera gran ocasión es el domingo en el Centenario.
La situación que vivieron los futbolistas el pasado lunes al regresar de Varela dejó desconcierto y miedo. Los autos de varios jugadores aparecieron rotos, les robaron pertenencias y a partir de ahí se extremaron las medidas de seguridad.
El volante Adrián Calello -el Varela recibió la quinta amarilla y no podrá jugar el domingo- dijo que el plantel tiene miedo y dijo como ejemplo el hecho de que no llevó a su hija al jardín ayer por ese motivo.
Desde la Aprevide -la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte- el titular, licenciado Lugones, repudió los hechos y pidió celeridad a los investigadores para detectar a los vándalos que cometieron los hechos de la playa de estacionamiento del Centenario.
En algún momento se habló de jugar el partido a puertas cerradas, pero el propio Lugones lo rechazó, sosteniendo que no podían pagar santos por pecadores. En todo caso se harán un operativo de seguridad más riguroso para evitar que pase algo el domingo.
Se hicieron las denuncias en la comisaría 3a. y se espera rápida definición. Según se comentó el hecho ocurrió cuando el sereno dejó su lugar antes de que llegue el relevo. Hay que suponer que los vándalos sabían de la situación o incluso amenazaron al propio sereno para que se retire antes.
Lo cierto es que hay un clima complejo y confuso, que se enrarece aun más porque el fantasma del descenso acecha.
Desde la comisión directiva, presidida por Marcelo Calello, hubo un repudio a los hechos y se reclamó seguridad, con el lema de que el club es de todos.
En nota publicada hoy por el diario Clarín, el titular de la Aprevide no descarta que estos hechos lamentables tengan que ver con la barra residual que en la anterior gestión -léase Meiszner, Aníbal Fernández- hacía de las suyas y contaba con impunidad.
Quilmes necesita tranquilidad para asumir lo que viene con responsabilidad y seriedad, pensando que mientras haya posibilidades hay que pelear para seguir en primera, un objetivo que costó muchísimo y que en junio cumplirá el record de cinco años en la categoría.
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