Hoy se cumplen 185 años del fallecimiento de Fray Francisco de Paula Castañeda, un polémico sacerdote y periodista.
Se lo conocía con el alias Carancho y fue un duro combatiente con su pluma de políticos de su tiempo como Juan Lavalle y Bernardino Rivadavia.
Se caracterizó por fundar periódicos con títulos por lo menos sorprendentes. Entre otros, El Lobera, La verdad desnuda, Vete portugués que aquí no es, Eu no me meto con ninguem, Ven portugués que aquí es, Buenos Aires cautiva, Nación Argentina decapitada por el nuevo catilina Juan Lavalle, El doña María Retazos, El despertador teofilatrópico Misticopolítico, El doña Matrona Comendadora de los cuatro periodistas, El desengañador gauchi-político, fedeimontonero, chacuacoriental, chotiprotector, putripublicador de todos los hombres que viven y mueren descuidados en el siglo diez y nueve de nuestra era cristiana.
Utilizaba el seudónimo de Doña, como Doña viuda de la Patria, Doña aburrida de ingratos, Doña a veces me falta la paciencia, Doña detesta niños, Doña honesta recreación, Doña lección no interrumpida, Doña Estense los Cristos quedos o Doña mejor jugador no debe quedar sin cartas.
El general Hilarión de la Quintana, ofendido por los apodos que recibía del sacerdote, lo llamó Fraile Bigardo (fraile desenvuelto y de vida libre). El fraile no se amilanó y le respondió porque el general Hilarión amenazó con hacerle dar cincuenta azotes borneados por un negro: "Mientras el general con su espada anda buscando el corazón de Fray Francisco, entre tanto sayal y tanta jerga, el padre Fray Francisco le encontrará la boca y no le dejará diente a vida ni para comer mazamorra".
A Bernardino Rivadavia le dedicó estos versos: "No hay porveir maravilloso/ ni otro contenido más delicado/ que librarse del sapo del diluvio/ El sapo es Rivadavia o Rivaduvio/ o el Robespierre el renegado".
Al pobre Rivadavia lo llenó de apodos, como Crispinillo el trompudo, El teruleque, Escriba, Doctor Bernardino Garrapata y Don Bernardote Riobombo.
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