En Augsburgo volvieron a brillar Nicole Nau y Luis Pereyra con su compañía y la presentación de VIDA! Argentino.
Desde Gersthofen se acercó la crítica que destaca esta actuación.
Comienza hablando de un espectáculo de danza, Alma ardiente de Sudamérica atrapa a los de aquí.
VIDA! Argentino entusiasma al público del teatro de Gersthofen con tango, zapateo y arte de movimientos.
Thomas Hack es el periodista que hace el comentario.
La compañía mezcla danza, música y arte de movimientos.
Tango lleno de temperamento, acrobacia atrapante, historias sensuales contadas en coreografías ardientes, todo eso hace que el alma cultural de Sudamérica sea una experiencia única en sentidos. El público del teatro se transformó en un pueblo lleno de vida.
En la producción mayor VIDA! Argentino los dos bailarines estelares Nicole Nau y Luis Pereyra junto a su compañía atraparon la magia de Argentina y supieron concentrar la atención del público con puesta de escena llena de tiempo, pero también de momentos muy poéticos y exóticos.
A través de un viaje potente visual a través de todas las regiones y épocas de su país, el conjunto mostró en casi tres horas los bailes y las perfomances más bellas de ese continente sudamericano, desde las figuras pasionales de Tango, hasta fuegos artificiales de sonidos de bombo hipnotizantes y hasta el desafío de los gauchos, quienes en el mundo de la amplitud de la pampa han encontrado su vivir.
Arrancando con golpes de bombo silenciosos y sonidos de guitarra española, el coreógrafo inicia con el conjunto musical a través de sonidos y melodías típicas de Argentina un arco de tensión, hasta llegar a la primera llegada de los bailarines.
El teatro está colmado. A partir de ahora cuenta pasión en 4x8, cuando Nicole Nau y su compañero Luis Pereyra flotan por el escenario, con giros ágiles, movimientos y contra movimientos, pasos cruzados y pausas bailadas, entregando su arte de improvisación con un tango lleno de clase y raza.
Era un manjar óptico, cuando el coreógrafo Pereyra, multipremiado, con un trabajo soberano y superior conquista su elegida, para en otro momento distanciarla, solamente para definitivamente tenerla y depositarla en su corazón ardiente.
A ese combate de roles, hombre y mujer, de tan puro arte se sumaron más y más bailarines.
De cada expresión de amor tan individual se desarrolla de a poco un fuego artificial de pura estética y pasión hasta entre todos.
Otra y otra vez cambian los trajes de los actores, cambian los estilos, de tal forma que no solamente se conoce el estilo de salón tan visto, sino otras variantes como también contemporáneas, hasta modernas, varias interpretaciones de milongas y valses.
Todos los movimientos los supo unir el coreógrafo a pequeñas historias contadas, cuales guiaron al público directamente hacia el corazón y la vitalidad verdadera del alma argentina.
La primera parte aun se alimenta de las variantes del tango, bello por todas sus formas.
Pero después del intervalo el temperamento era otro.Mucho más. De la marca registrada sensual de Argentina el espectáculo se lanza a través de un viaje musical hacia épocas tempranas arcaicas del país, en las cuales con danzas de máscaras y golpes de percusión indígena los fantasmas del pasado vuelven a cobrar vida.
Aplauso a grito hubo no solametne para ese lado místico de Argentina sino también para las presentaciones intensas del malambo, un zapateo argentino, de mucho ritmo, en las que se están usando todas las regiones del pie para sacar sonido.
A partir de ahí, los estilos se van mezclando más y más, y en el final se unen todos los bailarines en escena en una fiesta alegre de movimientos elegantes.
Mientras el inicio del espectáculo se estira un poco a lo largo, los artistas en escena en el traslado de la noche llegan a su forma cumbre, y demuestran golpe a golpe, instante por instante sus capacidades de clase magistral.
Cuando va muriendo el último paso y va muriendo el último sonido de bandoneón, el público se levanta, fila por fila, para demostrar su respeto a esa producción. Un festival de sentidos lleno de colores.
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