EL RECUERDO DE MARIANO MORENO

Lo recuerda en las redes el colega Sergio Pablos y vale la pena reiterarlo: un día como hoy de 1811 moría en alta mar el doctor Mariano Moreno, quien fuera secretario de la Primera Junta de Gobierno, autor de La representación de los hacendados, en defensa del libre comercio; también fue fundador de la Biblioteca Pública (hoy Biblioteca Nacional) y asimismo, director de La Gazeta de Buenos Aires, el primer periódico argentino desde la Revolución Mayo, cuyo primer ejemplar apareció el 7 de junio de 1810 (precisamente en el país el día del Periodista se festeja recordando esta publicación moreniana).
Incluso la portada de este sitio, Cultivos de Quilmes, se acompaña con las palabras del filósofo Tácito en latín que Moreno ponía como lema en La Gazeta: Rara temporum felicitate ubi sentire quae valis et quae sentias, dicere licet, o sea, raros tiempos de felicidad aquellos en que se puede pensar lo que se quiere y decir lo que se piensa está permitido.
Algunos historiadores sostienen que fue el primer desaparecido o asesinado después de la Revolución de Mayo, asegurando que murió en alta mar envenenado. El propio actor y humorista Enrique Pinti en su histórica Salsa criolla y en todos sus monólogos en los que apela a la historia y al origen de la famosa grieta lo dice, por las peleas que había entre Moreno, secretario de la Junta y Saavedra, presidente. No hay que olvidar aquella decisión de Moreno de decidir la supresión del decreto de honores, precisamente por un festejo de Atanasio Duarte, borracho, hacia Saavedra proclamándolo primer emperador y rey de América (era un festejo por la victoria en la batalla de Suipacha).
Dicen que Moreno pasó por el lugar y no lo dejaron entrar. Enterado de la expresión de Duarte,  respondió que ningún habitante de Buenos Aires ni ebrio ni dormido puede tener expresiones contra la libertad de su país.
Tampoco hay que olvidar aquellas palabras que le adjudican al propio Saavedra cuando se enteró de la muerte de Moreno, quien había sido destinado en misión a Europa: se necesitaba tanta agua para apagar tanto fuego.
En realidad Saavedra se lo quería sacar de encima porque molestaba y lo mandó en misión diplomática a Europa.
La muerte fue en alta mar a la altura de las costas de Brasil aquel 4 de marzo de 1811.

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