ARMANDO VIDAL RECUERDA A TOURIÑO

El eximio periodista parlamentario Armando Vidal, quilmeño de pura cepa, recordó en las redes sociales al recientemente fallecido Juan Carlos Touriño, un futbolista que brilló en el Cervecero y que en su momento pasó al Real Madrid, donde estuvo seis temporadas en equipos históricos de los merengues.
Y en la nota Armando Vidal recuerda fundamentalmente que hace 45 años, en Madrid, fue a ver al Real Madrid precisamente donde jugaba Touriño.
"Madrid, 1972, no solo la intención era ver a Perón, una ilusión, sino ver a Juan Carlos Touriño, el cuatro de Real Madrid, recién llegado al Bernabeu, después de portar la camiseta blanca como la espuma de Quilmes, pasión de pibe que conservo.
Lo vimos. Fue exactamente el 9 de abril (gracias Google) hace 45 años. Touriño tenía 25 años, más bien alto, ojos claros, muy buena pinta. Era un cuatro firme y noble, un muchacho educado y de gestos y acciones contrarias a toda altanería de triunfador como realmente lo era.
Lo vimos en la cancha (ganó el Real a Las Palmas 2 a 0, con una gran actuación de su arquero, Betancur, que impidió una diferencia mayor) y después, en el vestuario. Cálida generosidad de los controles al sabernos que éramos argentinos e hinchas de Quilmes.
Todo era de una dimensión colosal en ese estadio. Lo estaban masajeando. Hablábamos durante la tarea. Luego, de allí, y respondiendo a su invitación fuimos a su departamento, enorme y vacío poreque recién estaba él instalado. Si mal no recuerdo, su esposa estaba por llegar desde Buenos Aires en esos días. Acompañamos su soledad un largo rato y nos despedimos con un abrazo.
Su carrera deportiva incluyó al final una actividad, la gremial, en la que se destacara la claridad de sus principios, obra y explicaciones. Fue en este período que supimos que Juan Carlos Touriño era, además, poeta.
Después, siguió un largo silencio. ¿Por qué? ¿Qué habrá sido? Pasaron los años y alguien, en los últimos tiempos, nos dijo que sí, que estaba, que Touriño iba a las comidas de camaradería del club decano del fútbol argentino -alguien me tendría que enseñar por qué los relatores llaman decano a Atlético Tucumán, club, aclaro, que quiero porque quiero a los tucumanos de los kilmes y Belgrano- pero que Touriño no hablaba. Casi no hablaba. Miraba con cierto vacío, señal que hablaba por él.
Hoy, por ese gran periodista que es Gustavo Veiga, en Página 12, me enero que Touriño murió.
La columna que le dedica se titula El jugador que amaba la poesía y la inicia con la cita de uno de sus versos de Trigo y cardos.
Recuerda su trayectoria, incluso que pasó por la selección española llevado por Kubala, su amistad con Carlos Della Savia, otro ejemplo de don de gentes, y dice la admiración de Touriño por Miguel Hernández y Joan Manuel Serrat.
En un fútbol deshumanizado y con valores sepultados en el barrio, la historia del recordado marcador de punta merece destacarse, finaliza el hijo del inolvidable Bernardino Veiga.
Hay recuerdos que por un momento te arrebatan el tiempo, te clavan la mirada, te llevan  el corazón.
Hac 45 años no vi a Perón y vi, san saberlo, a un poeta".

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