LANUS, SUPERCAMPEON; ¿Y QUILMES?


Anoche en el estadio Unico de La Plata, Lanús derrotó a River 3 a 0 -goles de Acosta, Pasquini y Sand, de penal- y se quedó con la Supercopa Argentina.
El Granate sumó un título más a sus vitrinas, redondeando tiempos de gloria (vale recordar aquellos otros logros también ante grandes, como la goleada a San Lorenzo y haber dejado en el camino a Racing).
Lanús demostró con creces que hoy por hoy es uno de los mejores clubes de la Argentina. Con buena administración, con dirigentes criteriosos -uno de ellos, el actual presidente Nicolás Russo, suena entre los candidatos a la presidencia de AFA y hay otro, Alejandro Marón, quien fue presidente y hoy integra la Conmebol, al que también se menciona como posible titular de la entidad madre del fútbol argentino, para superar la profunda crisis que sufre AFA- y con semillero, buenas apariciones de futbolistas, inteligencia en las transferencias y en la incorporación de jugadores, cuando se producen huecos en el plantel, el club del sur se ha convertido en un espejo para la mayoría de las instituciones que padecen situaciones dramáticas por malas administraciones.
Cuando se habla de instituciones y de mirarse en Lanús como espejo -siempre vale copiar lo bueno- por supuesto se incluye a Quilmes, que está entre la mayoría de los clubes que padecen malas administraciones, en este caso, con una comisión directiva elegida el pasado 31 de julio, que recibió una herencia maldita, que obligó a decidir la convocatoria de acreedores.
En esas condiciones y con la voluntad de la directiva actual de enderezar un barco que estaba a la deriva y al borde del naufragio, bien vale recordar que el pasado 22 de octubre, por el torneo de primera división, en el  estadio Centenario, Quilmes se daba el gustazo de volver a la victoria después de 16 fechas sin triunfos, y era nada menos que Lanús el derrotado.
Con aquel gol de Bottino a los 8 minutos en jugada preparada, el Cervecero logró tres puntos que a la distancia se valoran mucho más. Se le ganaba al último campeón del fútbol argentino y a un equipo, que luego de esa derrota -se hallaba en una meseta y en una etapa de transición- fue recuperando la memoria y llegó a jugar el partido de anoche con River con la solvencia y solidez que lo llevaron al título.
Sin duda el triunfo de Quilmes fue una de esas rarezas que ofrece siempre un torneo -en todo caso, recordando a Dante Panzeri, fue una prueba más de aquella definición de Fútbol, dinámica de lo impensado- pero bien vale la pena recordarlo. ¿Para qué? Para valorarlo aun más en las condiciones en que está el Cervecero y en la necesidad de remontar la cuesta institucional para que algún día se pueda llegar a ser ejemplo, como hoy lo es Lanús, y como lo resaltan todos los medios.
A ese Lanús, le ganó Quilmes. Pudo ser como haberse ganado la lotería, de todas maneras sirvió para que el equipo de Alfredo Grelak comience a tomar cierto impulso.
Hay un abismo hoy entre Lanús y Quilmes, desde lo institucional y lo futbolístico, pero el club granate está demostrando que cuando se hacen las cosas bien, se trabaja al servicio del club y se dejan de lado los intereses personales, las mezquindades, etcétera, se pueden alcanzar logros.
No hay que olvidar que alguna vez Lanús estuvo en la mala o mejor dicho, en la muy mala, incluso debiendo jugar en la Primera C. Cuando a través de un juicio le ofrecieron volver al sitio privilegiado -por aquellos famosos penales tirados todos en un mismo arco- prefirió cobrar un dinero y quedarse en el ascenso, buscando el impulso necesario para llegar a la actualidad, en que es tan grande como muchos de los supuestos grandes. No lo será en historia o en compañía de su gente, sin embargo muestra con orgullo que tiene 40 mil socios -muchísimos realizan actividades deportivas en el club- y que marca un camino que muchos deberían anotar para salir de las frustraciones permanentes.

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