AUGUSTO CICARE, DE SALADILLO A LA NACION

En una extensa nota del periodista Francisco Casas, Augusto Cicaré cuenta su historia, que de Saladillo, provincia de Buenos Aires se lanzó al mundo.
Su pasión los aviones lo llevó a la creación de helicópteros, utilizando la capacidad de ser autodidacta para alcanzar el objetivo.
Tenía cuatro años y recibió un ejemplar de la revista Mecánica Popular. Su madre le leyó un artículo sobre un aparato que desarrollaba un ruso (Igor Sikorsky). Era un helicóptero, que podía despegar del patio de una casa, volar igual que el avión y volver a descender. Corría el año 1941.
Ese chico le prometió a su madre que iba a construir un aparato similar. Para no desanimarlo, la mamá le dijo que si él había podido por qué no iba a poder el chico.
Igor Ikorsky fue el primer constructor de helicópteros en serie.
Augusto Cicaré lo hizo, y hoy es un prestigioso constructor, con una fábrica modelo y con ejemplares que se reparten por el mundo.
En la nota el periodista habla de la fábrica, que produce helicópteros en serie desde hace once años. El año pasado produjeron veinte unidades y este año piensan fabricar una treintena.
La fábrica tiene treinta empleados.
Se dice asimismo que el 80 por ciento de los productos se exportan, un 40 por ciento a Asia, un 30 por ciento a Europa, un 15 por ciento a Estados Unidos y el resto a Oceanía y Sudamérica.
El 60 por ciento de las ventas son los modelos Cicaré 8 y Cicaré 12, ambos biplazas, y el Cicaré 7, monoplaza, que cuestan entre 76.200 y 153.300 dólares.
Hay otro mérito destacado en Augusto Cicaré. Quiso ser ingeniero pero no pudo por razones económicas. Porque su padre enfermó y no pudo seguir estudiando.
Tenía once años, era el mayor de cinco hermanos y la madre le dijo: vas a tener que ir a trabajar al campo. El respondió que no, porque no le gustaba. "Comprále las herramientas al tío y yo sigo con sus clientes". El tío era tornero y no daba a basto reparando piezas, porque con la segunda guerra mundial las principales automotrices no fabricaban los repuestos.
El tío se fue contratado por la fábrica de autos SIAM y de electrodomésticos, así Augusto -todos lo conocen como Pirincho- se hizo cargo del taller.
Recordó Augusto que a sus once años debía subirse a un cajón porque no llegaba al banco de las herramientas y cuando las piezas eran muy pesadas los clientes lo ayudaban a subirlas.
En ese taller de Polvaredas-una localidad cercana a Saladillo- fue creciendo Augusto en su actividad. La localidad no tenía luz eléctrica y por ese paraje de 200 habitantes solo pasaba el ferrocarril. Por necesidad fabricó un pequeño motor a nafta que hacía funcionar el lavarropas de su madre.
"Funcionaba como una hélice, pero los días de viento no podía lavar, entonces decidí hacer el motorcito. Yo sabía que si quería armar el helicóptero me iba a tener que hacer mi propio motor, porque plata para comprar uno no había, así que iba practicando" dice Cicaré.
Para hacer funcionar las máquinas del taller fabricó un motor diesel y los chacareros de la zona le empezaron a pedir que les armara uno igual para sus grupos electrógenos.
El proyecto del helicóptero comenzó a tomar forma. Iba construyendo las piezas y las guardaba en un armario. "Tenía miedo de que alguien las viera y me tratara de loco".
Nunca quiso que otro probara sus modelos, siempre los voló el. A la primera versión la ató con cuatro cadenas al piso para que, en el caso de que se desestabilizara, las palas del rotor no tocaran el piso y no se destruyera el helicóptero.
El primer prototipo tuvo poca potencia pero se despegó del suelo, y para Augusto fue un logro. Ni bien bajó le dijo al hermano que iba a fabricar un motor con el doble de potencia.
Así fue y la nueva versión hacía vuelos como de perdiz, con una enorme emoción.

LA FUERZA AEREA Y LOS SIKORSKY S-51

En ese tiempo se enteró por el diario que la Fuerza Aérea había adquirido los primeros Sikorsky S-51-. Se fue a la base de José C. Paz y no lo dejaron entrar.
Pocos días después -promediaban los 60- al despacho del presidente Arturo Illia llegan imágenes en super ocho y fotografías tomadas por el camarógrafo presidencial de Cicaré volando el primer prototipo.
Cicaré estaba preocupado por la reacción de los funcionarios. El primer prototipo no tenía certificación. Había sido fabricado con caños de luz, fierros de maquinaría agrícola y barrales de bronce de una cama que pertenecía a su madre cuando aún era soltera. El motor estaba hecho con fundición de chatarra.
El funcionario lo felicitó y le preguntó qué necesitaba. Fue así que Cicaré se instaló en la fábrica militar de aviones para trabajar en un helicóptero totalmente nacional.
No pudo seguir el proyecto cuando el 28 de junio de 1966 el gobierno de facto de Onganía echó a los gobernantes democráticos.
Cicaré le dice al periodista que prefiere que le digan constructor y no inventor porque "inventor es el que crea algo que no existía. El inventor del helicóptero es Leonardo Da Vinci" sostiene.
Cicaré tiene registradas dos patentes: una pieza que reemplaza el plato oscilante que utiliza la mayoría de los helicópteros. El otro es el entrenador de vuelo, que a diferencia del simulador, que es virtual, permite pilotear un helicóptero real, semicautivo.
Acotemos que uno de ellos está en la base de Quilmes de la Ex IMPA, en la ribera quilmeña. Fue traido en la época del intendente Francisco Gutiérrez, en noviembre de 2008, y se presentó justamente con la asistencia del creador de Polvaredas-Saladillo, AUGUSTO CICARE.

MACRI Y CICARE

El periodista Casas concluye esta excelente nota a un creador, autodidacta y famoso personaje de Saladillo -incluso el cine con vecinos que tiene en Fabián Midú y Pablo Junco como creadores, ha hecho un documental con su impactante historia con el título "Con los pies sobre la tierra"- recordando que en el 2015, Mauricio Macri se presentó en la fábrica y quedó sorprendido por los desarrollos.
Le preguntó si había demanda de helicópteros y simuladores de vuelo, Cicaré dijo que sí pero que solo podían construir 10 a 12 por año. Macri le dijo que si llegaba a presidente lo iba a apoyar.
En octubre del año pasado, con Macri ya presidente, en el Coloquio de IDEA en Mar del Plata, citó a Cicaré como ejemplo a seguir y a su empresa como una de las tantas que había que apuntalar para que pueda crecer.
Hasta lo nombró con el apodo, Pirincho.
Cicaré no lo sabía y pensó que lo estaban cargando. Cuando llegó a su casa puso la televisión y lo vio. "Eso me dio fuerzas para seguir adelante. Me puse a pensar en los nuevos proyectos que tengo. Soy muy creyente y paso todas las mañanas antes de ir a la fábrica a rezarle a la Virgen de Loreto, patrona de la aeronáutica y le pido que me dé unos cuantos años más de vida porque todavía hay mucho por hacer".
Conviene resaltar que el entrenador de vuelo con el dispositivo creado por Cicaré permite a los pilotos aprender a volar con un helicóptero real sin correr riesgos. La invención le valió la medalla de oro en el Salón de Ginebra.



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