Ya asumió el flamante presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, quien sucede a Barak Obama en la conducción del país más importante del planeta.
Trump habló menos de veinte minutos, al menos queriendo parodiar a Gracian -decía Gracian: lo bueno si breve, dos veces bueno- y en ese sentido fue contundente con la política que piensa implementar, que está ligada con la que fue desarrollando en la campaña.
En todo momento se dirigió al pueblo norteamericano, subrayando que piensa hacer de la Nación la más importante del mundo, y para eso espera devolver el protagonismo a los norteamericanos.
Se mostró partidario del proteccionismo, de la defensa del trabajo y de la producción estadounidense, instando al cierre de fronteras y al retorno de las fábricas a su país.
Fue crítico de la gestión Obama, hablando de pobreza, cierre de fábricas, falta de empleo, etcétera.
En algún momento tuvo palabras de Carlos Menem "no los voy a defraudar" y se mostró con una dureza que
pareció más intensa que lo que significa un discurso de inicio de gestión.
Habló del cierre de las fronteras, de terminar con el terrorismo islámico, de defensa de las industrias del país de puertas hacia dentro y de la necesidad de gobernar para los americanos y no para los otros países.
Se inicia una nueva etapa en la democracia norteamericana y habrá que ver de qué manera se van a ir plasmando las ideas de Trump. Y de qué manera se van a conducir las relaciones con los demás países, entre ellos el nuestro.
Como hombre que llega al máximo poder desde un ángulo distinto a la política -desde la construcción, del negocio inmobiliario y del espectáculo- habló de construir en su país rutas, puentes, carreteras, etcéteras. Fue duro con los políticos a quienes acusó de prometer y no realizar. Dijo que se iba a acabar ese tiempo de promesas incumplidas.
Apeló a Dios como el creador y de la unión y de la solidaridad para devolver a los EE UU el lugar perdido.
Las críticas a la gestión Obama fueron más evidentes que elípticas, porque dijo que venía para reconstruir una Nación devastada y a devolverle el orgullo y el protagonismo perdido.
Vale destacar que toda esta ceremonia se realizó en la capital, Washington, con la presencia de las autoridades salientes como corresponde a una democracia moderna.
Y hablando de la capital, Washington, criticó a la anterior gestión porque a su entender dejó gobernar al establishmen y se olvidó del resto del país. Fue, dijo, el gobierno de unos pocos para unos pocos y ahora, agregó, queremos devolverles a USTEDES el protagonismo perdido. Porque USTEDES son los grandes gobernantes, es el pueblo el que gobierna.
Lógicamente, el pensamiento Trump causa amores y desencuentros, incluso en los alrededores de Washington hubo manifestaciones de protesta.
Se inicia una nueva era en el país más poderoso de la Tierra. ¿Vale la pena preocuparse porque Trump es un nacionalista, proteccionista, norteamericano a ultranza que solo piensa en la gente de su territorio?
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