El hecho de la Nochebuena y de la Navidad producen, al menos una vez al año, sentimientos que hacen reflexionar y que en términos futbolísticos, significan poner la pelota contra el piso y otear el panorama.
Hasta las guerras se han parado por las treguas de Navidad, como para graficar el fenómeno (lo que aparece).
Católicos o no católicos, todos hacemos un alto en la huella para hacer balance, imaginar el futuro y soñar con un mundo mejor.
La fiesta familiar es la principal excusa para detener la vorágine. Muchos sentimientos echan a rodar y sacuden el alma.
Había una vez un programa televisivo -escrito por Horacio S.Meyrialle- que tenía como intérprete al actor Raúl Rossi, se llamaba Todo el año es Navidad, y contaba historias a través de un protagonista, que convertido en un accidental papa Noel, terminaba por cumplir el sueño de alguien.
Y ese pensamiento y ese sentimiento, inspirado en la base esencial de la religión -el niño Dios que nace en un pesebre, convirtiéndose en la voz de los que no tienen voz y naciendo en un hogar humilde, en un establo...- se ha convertido en motor de la humanidad, capaz de producir los milagros más increíbles de la creación.
Ojalá que ese espíritu, que nace y renace una vez al año en estas fechas, se transforme en un sentimiento anual, capaz de dar vuelta de raíz la injusticia, la soberbia, la falta de transparencia.
Frente a estas fechas, en que todos detienen su rápido andar para dar rienda suelta a la esperanza, vale imaginar que el espíritu navideño puede transformar a la sociedad para bien de todos.
Y en cuanto a los gobernantes -meros representantes del pueblo- ojalá sepan comprender el mensaje que este año dejó en Quilmes ese extraordinario hombre de la neurociencia, el doctor Facundo Manes: gobiernen para las próximas generaciones, no para las próximas elecciones.
!Feliz Navidad para todos!
Hasta las guerras se han parado por las treguas de Navidad, como para graficar el fenómeno (lo que aparece).
Católicos o no católicos, todos hacemos un alto en la huella para hacer balance, imaginar el futuro y soñar con un mundo mejor.
La fiesta familiar es la principal excusa para detener la vorágine. Muchos sentimientos echan a rodar y sacuden el alma.
Había una vez un programa televisivo -escrito por Horacio S.Meyrialle- que tenía como intérprete al actor Raúl Rossi, se llamaba Todo el año es Navidad, y contaba historias a través de un protagonista, que convertido en un accidental papa Noel, terminaba por cumplir el sueño de alguien.
Y ese pensamiento y ese sentimiento, inspirado en la base esencial de la religión -el niño Dios que nace en un pesebre, convirtiéndose en la voz de los que no tienen voz y naciendo en un hogar humilde, en un establo...- se ha convertido en motor de la humanidad, capaz de producir los milagros más increíbles de la creación.
Ojalá que ese espíritu, que nace y renace una vez al año en estas fechas, se transforme en un sentimiento anual, capaz de dar vuelta de raíz la injusticia, la soberbia, la falta de transparencia.
Frente a estas fechas, en que todos detienen su rápido andar para dar rienda suelta a la esperanza, vale imaginar que el espíritu navideño puede transformar a la sociedad para bien de todos.
Y en cuanto a los gobernantes -meros representantes del pueblo- ojalá sepan comprender el mensaje que este año dejó en Quilmes ese extraordinario hombre de la neurociencia, el doctor Facundo Manes: gobiernen para las próximas generaciones, no para las próximas elecciones.
!Feliz Navidad para todos!
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