DESPUES DE CUATRO VICTORIAS, UNA DERROTA DOLOROSA

En casa se había acostumbrado a ganar -fueron cuatro victorias, ante Lanús, Olimpo, Godoy Cruz y Aldosivi- por eso dolió sobremanera la caída de anoche. Quilmes perdió 3 a 1 con Sarmiento de Junín en el Centenario y provocó el sinsabor del hincha, que disfrutó el primer tiempo -pudo haber terminado más holgado que el 1 a 0 con gol de Ramírez- y padeció el segundo, en que Sarmiento, con un hombre de menos, no solo igualó sino que aumentó la ventaja hasta llegar a tres.
Así es el fútbol, y el fútbol argentino en general. Son momentos, que hay que aprovechar, y cuando vienen los malos -Quilmes venía de caer en forma contundente en Victoria con Tigre- hay que asumirlos y pensar que no hay mal que dure cien años, ni cosa que se le parezca, por más que la próxima será en el norte con Atlético Tucumán, en un reducto más que difícil y con el antecedente de dos caídas duras, con seis goles en la valla de Rigamonti.
Aquella defensa que se había consolidado en dos partidos se mostró vulnerable y ahora mantiene la incógnita, porque se viene un compromiso complicado y porque el final de la temporada será ante un rival directo en esta lucha titánica por permanecer en primera, Temperley.
Quedan seis puntos en disputa este año y lo ideal sería sumarlos todos, aunque se sabe que con estos antecedentes parece difícil lograrlo, máxime en Tucumán por lo que significa Atlético en su reducto. De todas maneras habrá que hacer el planteo necesario para corregir errores y evitarlos, y como contrapartida, aprovechar las oportunidades.
Todos coinciden en decir que anoche Quilmes jugó su mejor primer tiempo de la era Grelak, sin embargo mostró la otra cara de la luna en el segundo tiempo y lo que parecía una victoria, se convirtió en una dolorosa derrota.
Será una semana de replanteo, de mucha charla y poner todas las baterías para sacar lo mejor de lo que falta. ¿O habrá que resignarse a terminar este año con 16 puntos?
Dicen que para quedarse en primera hay que sacar 40 puntos, o sea faltarían 24, y lo ideal sería pasar al receso lo más cerca de la mitad de la meta, es decir 20.
Para los impacientes, que solo se manejan por resultados, habría que recordarles que se sabía que la buena estrella no iba a durar mucho, y ahora que se dio vuelta la taba hay que tomar las cosas con calma y asumir la realidad como se debe.
No era este equipo un fenómeno cuando sumó seis partidos sin derrotas ni es una porquería porque sufrió dos derrotas seguidas. En todo caso es un alerta que habrá que tomar en cuenta y tomar los recaudos correspondientes.
Quilmes está en una etapa donde debe primar el sacrificio, la austeridad, la humildad, y sobre todo, darse cuenta de la realidad existente.
Las autoridades recibieron un club quebrado -así lo marca el llamado a convoctoria de acreedores- y el plantel se armó en la más ardiente austeridad.
Vale mencionar que debe ser el plantel menos costoso del fútbol de primera división, con lo que eso significa, con jugadores que no tenían antecedentes en primera división y que llevaban mucho tiempo sin jugar. Con ese armado, que correspondió a otro cuerpo técnico, ligado con la comisión anterior pero que ha servido al menos para dar más respuestas de las esperada, se llegó a 16 puntos. Hay que buscar algunos más de aquí a fin de año, y hacer autocrítica, reflexión, etcétera, comprendiendo que la marcha para seguir en primera allá por junio de 2017 se verá sembrada por doquier de piedras. Habrá que superar todas las que vengan.


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