TERRENAL, EL "PARAISO" DE MAURICIO KARTUN

El teatro Municipal de Quilmes fue anoche virtuoso escenario de una de las obras emblemáticas que arrastra multitudes: Terrenal, de Mauricio Kartun.
Precisamente el autor y director de tantos éxitos (La Madonnita, Salomé de Chacra, entre otros) ha escrito esta pieza mezclando el humor y el pensamiento profundo, para volcar en el texto la bíblica historia de los hermanos Caín y Abel, un poco el inicio de la famosa grieta que sacude al mundo desde su creación.
Con excelentes actuaciones -Claudio Martínez Bel, como Caín y Claudio Da Passano, como Abel- más la brillante perfomance de Rafael Bruza -un exitoso autor, que en Quilmes ha recibido el beneplácito de elencos que han puesto en escena piezas como Rotos de amor, Dos navegantes tras el mascarón de proa, Tango turco, entre otras- en el papel de Tatita (Dios).
Una clase magistral de buen teatro, demostrando que Kartun se ha graduado de autor universal, con un tema que hace a la humanidad.
Todos conocen la historia de Caín y Abel, los hermanos que se llevan mal, porque piensan diferente y que terminan desplegando sus "cuitas" en el famoso final, más allá de que Tatita -el Dios de Bruza- buscará demostrar que los había puesto en ese (paraíso) Terrenal para que se llevaran bien, con disidencias pero con tolerancia, y no lo entendieron.
Caín hace apología de un capitalismo bisoño -esa es la gran crítica que desparrama Kartun- mientras que Abel es pura naturaleza.
El primero produce morrones, piensa con espíritu mercantilista, defiende la propiedad y todo lo traduce en el dios dinero; el otro es utópico, ama la naturaleza e intenta vivir de las isocas que saca de la tierra para que sean carnada de los pescadores del Tigris (Debe recurrirse al diccionario para saber que las isocas son larvas de mariposas que son perjudiciales para los cultivos agrícolas).
Durante dos décadas ambos hermanos quedaron abandonados a la buena de Dios, hasta que se produce la aparición del Padre, en este caso con una mezcla de gaucho o paisano, con acento santiagueño, otros dicen riojano, que intenta demostrarles a sus hijos aquello del Martín Fierro..."los hermanos sean unidos...".
Pero no, son totalmente diferentes, en pensamientos, actitudes, acciones, objetivos, futuro. Y se produce el conflicto, que Tatita intenta resolver con un resultado que el mundo conoce.
El propio Tatita le recrimina al capitalista Caín por su insensibilidad. "Tienes menos sangre que el canario en la rodilla".
De Abelito siente una mayor afinidad, y es así que se van de juerga, para saber, por ejemplo, de "la Señorita maestra", que tanto conoce y oculta Caín.
Con un texto profundo, con un humor ácido y simple, con un lenguaje que merece ser reconocido en cada párrafo, Kartun se gradua como autor universal.
Presenta este (paraíso) Terrenal como una síntesis de la humanidad, con dos maneras de sentir y de vivir que hacen a la historia de los pueblos.
Vale publicar lo que dijo el crítico Carlos Pacheco, del diario La Nación, cuando la pieza fue estrenada hace dos años en el teatro del Pueblo: "No se trata de un texto menor. Por el contrario, es de una notable riqueza. Su estructura, su lenguaje, indican que hay allí una elaboración minuciosa. Y no solo a la hora de encontrar los parlamentos exactos para cada personaje. También, en la construcción de múltiples metáforas que irá engarzando hasta dar forma a una historia conmovedora. Con cierto dolor señala cuestiones inherentes a la construcción del ser nacional y lo hace con un nivel poético admirable".
Por último vale recordar que en un principio el papel de Tatita lo representó Claudio Rissi, cuando éste lo dejó llegó Rafael Bruza.
Hay quienes dicen que cada uno le ponía su impronta y valía la pena haber visto las dos versiones para destacar los buenos trabajos. Incluso alguien recordó que en los 60, Cecilio Madanes dirigía una obra Miércoles de cenizas, y había dos actrices que hacían el mismo papel, un día Tita Merello, otro Eva Franco. Y el público veía las dos versiones.
En fin, Quilmes recibió un producto tremendamente artístico, que sin duda ha dejado sus duendes en el Municipal. Porque Kartun es hoy uno de nuestros mejores autores y directores, y Terrenal, que sigue convocando multitudes, resume la historia de nuestro planeta, y por qué no, en lo doméstico, de nuestra propia Argentina.
PD: El público de pie aplaudió a los actores y al propio director que desde el escenario agradeció el gesto del soberano.

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