QUILMES SE PREPARA PARA RECIBIR AL ULTIMO CAMPEON


Sin duda será una prueba de fuego, un auténtico desafío para el equipo de Alfredo Grelak, porque el sábado llega a Quilmes el último campeón, el Lanús del técnico Almirón, que viene de golear a Godoy Cruz 3 a 0, retomando algo de la senda que marcó en el torneo anterior.
Quilmes tendrá que buscar la fórmula para contener lo que pueda proponer un rival, donde brillan Román Martínez, el Laucha Acosta, el Pepe Sand, los laterales que se van al ataque, etcétera, etcétera.
El Cervecero no podrá contar con el rosarino González, quien llegó al límite de las cinco amarillas y habrá que ver quién ocupa ese lugar. Se menciona al volante Ramírez, a préstamo de Lanús como uno de los candidatos a ese puesto, también podría ser Coria, aunque el medio perdería capacidad de contención.
La mayor preocupación que tiene el cuerpo técnico, además de la lluvia que no para, que obligó a modificar los entrenamientos, no permitiendo práctica en campo de juego, pasa por la endeblez de la defensa que ha sufrido goles en todos los partidos. Y todavía está latente aquella goleada en la Bombonera, cuando el técnico pretendió jugar con un esquema audaz y pagó caro esa audacia.
Seguramente Lanús mantendrá firme la filosofía de juego que alimenta el técnico y que respiran los futbolistas, es decir, pelota contra el piso, mucho volumen en el medio y contundencia en ataque, aunque eso recién se vio en la fecha anterior frente a los mendocinos.
La defensa Granate es difícil de vulnerar -solo cayó dos veces la valla- y eso habla a las claras del potencial del rival que llega al Estadio Centenario.
Evidentemente, Lanús tiene todas las de ganar, sin embargo por aquella definición de Dante Panzeri -fútbol, dinámica de lo impensado- hay que soñar con que en una de esas se cumple el precepto. ¿O acaso se pensaba que Temperley iba a ganar su primer partido de visitante ante el Huracán de Caruso Lombardi, o que River sucumbía ante Patronato en Paraná, o que a Boca le iba costar tanto ganarle a Sarmiento, o que el Racing de Zielinsky iba a perder con Rafaela, abrumado por el promedio del descenso...? 
Soñar no cuesta nada. Sin quitar méritos a Lanús -cuando el Granate se enchufa lo sufre cualquiera, como le pasó tiempo atrás a San Lorenzo- ¿por qué no soñar con un Quilmes asustando al último campeón?

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