EL 17 DE OCTUBRE, SEGUN SU HACEDOR CIPRIANO REYES


El libro se llamó Yo hice el 17 de octubre, y su autor, Cipriano Reyes, cuenta la histórica jornada de la cual hoy se cumplen 71 años.
En estas memorias Cipriano, quien vivió muchos años en Quilmes, habla de aquella fecha como "una revolución popular y pacífica, la más auténtica revolución popular y pacífica de Latinoamérica y del mundo, que levantó las banderas de la emancipación de los trabajadores y la liberación de la República".
En el libro, Cipriano cuenta sus pasos en el campo gremial y su vida hasta el 17 de octubre de 1945, cuando era el principal dirigente del poderoso gremio de la carne, de Berisso.
El capìtulo XII lleva precisamente el nombre del día 17 de octubre, cuando el entonces secretario de Trabajo y Previsión, Juan Perón, durante el gobierno del general Farrell, estaba preso en Martín García y una multitud marchó a Plaza de Mayo en forma espontànea y también organizada para pedir por su liberación.
Cipriano dice que en esa cruzada fueron muchos los gremios que no adhirieron.
En la espera en la plaza, se intentaba calmar a la multitud. Dice Cipriano: "La impaciencia se iba generalizando poco a poco, de tal manera que la gente amenazaba con violentarse. Tanto del camión parlante como desde los micrófonos de los balcones de la Casa de Gobierno, para entretener a la gente, se le decía que ya Perón estaba próximo a llegar para dirigir la palabra a los trabajadores y al pueblo.
Agregó que cuando un locutor anunció que se acercaba la palabra de Perón, hubo una exclamación extraordinaria "que llenó el espacio de voces y estribillos".
"La figura de Perón se recortó en el balcón, rodeado del presidente Farrell, el coronel Mercante y otros militares y civiles. El coronel Perón con las manos en alto ensayó un mensaje de salutación que la gente lo tomó exclamando: !Perón!... !Perón!... !Perón presidente.
Más adelante sostiene Cipriano que en un momento, no se sabe por qué causa, se apagaron las luces y la plaza quedó a oscuras. Solamente se divisaban la luna y las estrellas "que como una romántica techumbre brillaban sobre las cabezas de la multitud".
-Iluminemos con diarios... !Con diarios! gritaban varios compañeros. Y en breves segundos, miles y miles de diarios enrollados se elevaban encendidos como antorchas sostenidas por otras tantas manos. La plaza y la multitud se vieron tenuemente iluminadas en la grandiosidad de su spenumbre en esa gigantesca concentración humana. Aquello fue el espectáculo más maravilloso que hubo conocido en toda su historia polìtica la Plaza de Mayo".
Las luces volvieron y llegó la palabra de Perón. "Trabajadores: hace dos años desde estos mismos balcones dije que tenía tres horas en mi vida: la de ser soldado, la de ser patriota, y la de ser el primer trabajador argentino. Hoy a la tarde el Poder Ejecutivo ha firmado mi solicitud de retiro de servicio activo del ejército. Con ello he renunciado voluntariamente al más insigne honor al que pueda aspirar un soldado: llevar las palmas y los laureles de general de la Nación. Ello lo he hecho porque quiero seguir siendo el coronel  Perón y ponerme con este nombre al servicio integral del auténtico pueblo argentino. Dejo el honroso y sagrado uniforme que me entregó la Patria para vestir la casaca civil y mezclarme en esa masa sufriente y sudorosa que elabora el trabajo y la grandeza de la Patria: el ejército, y doy también el primer abrazo a esa masa, grandiosa, que representa la síntesis de un sentimiento que había muerto en la República: la verdadera civilidad del pueblo argentino. Es el pueblo de la Patria. Es el pueblo que en esta histórica Plaza pidió frente al Congreso que respetara su voluntad y su derecho. Es el mismo pueblo que ha de ser inmortal, porque no había perfidia ni maldad humana que fuera a estremecer a este pueblo grandioso en sentimiento y en número. Esta fiesta de la democracia, representada por un pueblo que marcha ahora también para pedir a sus funcionarios que cumplan con su deber para llegar al derecho del verdadero pueblo.
"Muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores. Siempre he sentido una enorme satisfacción, pero desde hoy sentiré un verdadero orgullo de argentino, porque interpreto este movimiento colectivo como el movimiento de una conciencia de los trabajadores, que es lo único que puede hacer grande e inmortal a la Patria.
"Hace dos años pedí confianza. Muchos me dijeron que ese pueblo a quien yo sacrificara mis horas de día y noche había de traicionarme. Que sepan hoy los indignos farsantes que este pueblo no engaña a quien los ayuda.
"Una fragorosa exclamación rubricó estas últimas palabras con expresiones de: -!No!... !Nunca!... !Nunca!
Más adelante habló de la unidad con el pueblo, y en un determinado momento alguien preguntó dónde había estado Perón (preso en la isla Martín García).
"Preguntan ustedes donde estuve: estuve realizando un sacrificio que lo haría mil veces por ustedes... No quiero terminar sin lanzar mi recuerdo cariñoso y fraternal a nuestros hermanos del interior, que se mueven y palpitan al unísono con nuestros corazones desde todas las extensiones de la Patria.
"Y ahora llega la hora, como siempre, para vuestro secretario de Trabajo y Previsión que fue y seguirá luchando al lado vuestro, por ver coronada esa era que es la ambición de mi vida: que todos los trabajadores sean un poquito más felices".
Le seguían preguntando dónde estuvo y ante tanta insistencia, Perón les pidió que "no pregunten ni me recuerden lo que yo ya he olvidado. Porque los hombres que no son capaces de olvidar no merecen ser queridos ni respetados por sus semejantes. Y yo aspiro a ser querido por ustedes, y no quiero empañar este acto con ningún mal recuerdo.
Perón terminó el discurso anunciando que como estaba un poco enfermo se iba a tomar un descanso en Chubut.
Se produjo la desconcentración y así la cuenta Cipriano. "La desconcentración constituía un magnífico espectáculo. Eran pasadas las 24 horas de ese esplendoroso 17 de octubre que quedó prendido en el universal almanaque de la historia. Las calles de Buenos Aires se llenaron de gritos de entusiasmo. Era una alegría de triunfo que desde allí corría anunciando nuestra victoria por todos los caminos de la patria. Eran miles y miles de hombres y mujeres pertenecientes al campo del trabajo y a diversos sectores populares los que habíamos realizado la epopeya civil y revolucionaria más hermosa de toda la historia política argentina y ahora se retiraban a sus hogares llevando cada uno en el fondo de sus ojos, de su pensamiento y de su alma la imagen viva de aquellos acontecimientos de que formaron parte, que luego la trasmitirían a sus hijos sin comprender, quizás, como fue la verdadera historia".

NdelR: Cipriano Reyes nació el 7 de agosto de 1906 y murió el 1 de agosto de 2001.

































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