En estos momentos en un hotel de Capital están reunidos varios capitanes y subcapitanes de equipos de fútbol de primera división -Tevez, por Boca, Rubén y Ferrari, por Central, Ortigoza por San Lorenzo, Ponzio y D´Alessandro, por River, Olave, por Belgrano, Bertoli, por Patronato, Gago, por Boca, Braña, por Estudiantes y Chirola Romero, por Gimnasia, Papa, por Rafaela, Cuesta, por Independiente, Somoza y Cubero por Velez- para decidir los pasos a seguir en cuanto al comienzo o no del torneo el próximo fin de semana.
La incertidumbre pasa por saber si los futbolistas de primera van a ser solidarios (o no) de sus pares del ascenso, cuyos dirigentes están decididos a no iniciar sus certámenes hasta tanto no reciban de AFA y del gobierno el dinero que se les debe.
El fútbol argentino vive un momento muy particular, con un combo explosivo que pasa por el gremio de Futbolistas, la Asociación del Fútbol Argentino -hoy conducida por una Comisiòn Normalizadora, que encabeza Armando Pérez- el gobierno y los dirigentes.
Ayer el presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, aseguraba desde Formosa que hoy se encargaría de buscar soluciones (o paliativos) para que el fútbol comience este fin de semana. Sabe que no será fácil la gestión porque si se produce la solidaridad de los futbolistas de primera con sus pares del Ascenso, no va a poder lograrlo.
Los clubes del Ascenso reclaman por lo que les deben para afrontar los compromisos, ya que hace varios meses que no reciben dinero, lo que complica por cierto su funcionamiento.
Dentro de este panorama el periodismo deportivo talla a su manera. Desde el colega Alejandro Fantino, quien hablando con un futbolista de Cambaceres le decía que si el fin de semana comienza el fútbol de primera -el comentario surgía por el encuentro de capitanes de clubes de primera en el Sheraton- los pares del ascenso tenían que resignarse, porque según Fantino "no van a cobrar nunca".
En este clima enrarecido del fútbol argentino, todo lleva a que entre hoy y fundamentalmente mañana se va a saber definitivamente si comienza el torneo de primera y si los clubes del ascenso recibirán (o no) una respuesta satisfactoria. Ellos quieren que les firmen cualquier compromiso que se asuma, porque se sienten cansados de promesas incumplidas.
La pregunta es simple y compleja a la vez: ¿comienza a moverse la pelota o no...?
La incertidumbre pasa por saber si los futbolistas de primera van a ser solidarios (o no) de sus pares del ascenso, cuyos dirigentes están decididos a no iniciar sus certámenes hasta tanto no reciban de AFA y del gobierno el dinero que se les debe.
El fútbol argentino vive un momento muy particular, con un combo explosivo que pasa por el gremio de Futbolistas, la Asociación del Fútbol Argentino -hoy conducida por una Comisiòn Normalizadora, que encabeza Armando Pérez- el gobierno y los dirigentes.
Ayer el presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, aseguraba desde Formosa que hoy se encargaría de buscar soluciones (o paliativos) para que el fútbol comience este fin de semana. Sabe que no será fácil la gestión porque si se produce la solidaridad de los futbolistas de primera con sus pares del Ascenso, no va a poder lograrlo.
Los clubes del Ascenso reclaman por lo que les deben para afrontar los compromisos, ya que hace varios meses que no reciben dinero, lo que complica por cierto su funcionamiento.
Dentro de este panorama el periodismo deportivo talla a su manera. Desde el colega Alejandro Fantino, quien hablando con un futbolista de Cambaceres le decía que si el fin de semana comienza el fútbol de primera -el comentario surgía por el encuentro de capitanes de clubes de primera en el Sheraton- los pares del ascenso tenían que resignarse, porque según Fantino "no van a cobrar nunca".
En este clima enrarecido del fútbol argentino, todo lleva a que entre hoy y fundamentalmente mañana se va a saber definitivamente si comienza el torneo de primera y si los clubes del ascenso recibirán (o no) una respuesta satisfactoria. Ellos quieren que les firmen cualquier compromiso que se asuma, porque se sienten cansados de promesas incumplidas.
La pregunta es simple y compleja a la vez: ¿comienza a moverse la pelota o no...?
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