TITO DONATO, UNA POESIA EN EL CIELO

Hace un tiempo había llegado a Radio Quilmes con la humildad de siempre, en el programa de los sábados que conducen Héctor Cristiani y Pepe Lombardo, y en una hora supo mover y conmover, a los presentes y a los oyentes. Plácido Tito Donato se fue al cielo, pero dejó en la tierra la sabiduría y la ternura de un hombre de bien, de esos seres irrepetibles que vale la pena disfrutar en vida, quedando su obra para la eternidad.
Escritor, poeta, periodista, historietista, y también policía, habiendo llegado a comisario general.
Para todos fue y seguirá siendo Tito.
Si bien fue Marco Denevi el que escribía los libretos de aquella División Homicidios que en los 60 hizo explotar los niveles de audiencia, un día el autor de Rosaura a las 10 se cansó y lo dejó a Plácido para seguir mostrando historias del inspector Baigorri (él daba el personaje, y algunas veces pensaba que lo pintaba con un rasgo personal).
Ese "comisario Donato" ponía en las primeras cinco páginas de su libro Confesiones de un comisario su dedicatoria a Quilmes "el barrio donde nací, mi familia, mi historia de chico". Ahí también está la historia de Jorge Bello, un joven policía en los 70 que sufrió la pérdida de la vista a raíz de la explotación de una bomba colocada en un automóvil, hecho ocurrido en Quilmes. Ese Jorge Bello que estuvo en el velatorio junto a su esposa, la querida periodista Miriam Varela (alguna vez le fue hacer la nota por su accidente, se enamoró y llevan muchos años juntos, con la bendición de una hija adolescente, Rocío).
Siempre fue Tito de La Colonia, en la sempiterna casa de la Calle Alberdi, cerca del Club, y en otros tiempos, de la famosa laguna.
En octubre de 2009 la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Quilmes le hizo merecido reconocimiento a su trayectoria. Y en esa oportunidad decía en el diario El Sol: "Es una gran alegría, porque siempre sentía que estaba más relacionado con el mundo exterior que con Quilmes, pese a haber nacido en la ciudad, realizar los estudios, tener los amigos. Siempre es bueno que te reconozcan en el lugar".
Y también señalaba hablando de sí mismo: "Plácido Donato es un ente folklórico. Porque nací en el barrio del club Alberdi, en el domicilio en el que sigo viviendo  los fines de semana, el resto en Capital. Era un barrio muy particular porque eran pocas casas y muchos inmigrantes".

Aquella laguna

Contaba Donato que a dos cuadras de su casa en la calle Alberdi "había una laguna, sobre Rodolfo López (entonces Santa Fe) y Andrés Baranda, donde los chicos íbamos a pescar anguilas, ranas, en fin, algo muy divertido. Todas las noches se sentía el croar de las ranas. Era una laguna muy divertida pues estaba en medio de una ciudad en crecimiento con calles empredradas como Rodolfo López y otras asfaltadas, como Andrés Baranda".

El castillo inglés

Y además hablaba de la denominada "manzana de las luces de Quilmes. Para mí esa manzana estaba compuesta de casas coloniales, incluso el famoso castillo inglés -la Casa de Colón y Moreno, de Suárez Penington-. Yo era chico y con mis padres caminábamos hasta la heladería El Polo, que estaba sobre Brown, con los famosos sandwiches helados. Como yo era travieso, mi vieja siempre me asustaba conm esa casa de los fantasmas. Me dolió mucho cuando se cambió por una torre. Hoy, las torres nos están sacando el aire. Está bien, todo crece, lástima que se haga todo al mismo tiempo".

El escritor policía o
el policía escritor

Tito dedicó su vida a las letras, pero también a la policía. Ese ensamble tiene su explicación. "Puedo decir que nací escribiendo, siempre me gustó. Siendo muy chico hice una composición sobre la poesía. Llamó la atención porque todos hablaban de la vaca o el cartero y yo, de la poesía. Por eso, a los 8 años se juntaron mi mamá, la directora, las maestras, el médico... El escribir fue mío siempre. Lo policial fue accidental. Mi viejo era anarquista y socialista, mi vieja, conservadora. Yo estudiaba Derecho, me agarró un surmenage, no había guita... Fui a ver a un sargento, Anacondia, familiar de mi abuelo y de mis tíos, los Pellegrini. Me llevaron al Departamento de Policía y ahí empezó la carrera, que me ayudó muchísimo para seguir escribiendo.
Empezó a escribir a los 12 años en el diario El Sol de Quilmes, como periodista itinerante. "Con el fotógrafo Alcibíades Rodríguez hacíamos las notas, él con la máquina y yo con los comentarios. Quilmes era una ciudad especial en ese tiempo, los personajes estaban de la vía para allá, de la vía para acá éramos todos parias. Incluso, cuando fui al Nacional y llegué al otro lado, viniendo del barro, me encontré con los personajes. El barrio era La Colonia, aunque de este lado estaba la Cervecería con los alemanes, que era lo más importante, junto al Parque.
Y vuelve a señalar en esta nota de El Sol lo importante que fue ser policía para su carrera de escritor. "Traté de poner siempre en lo que escribí la inspiración que me fue dando la gente. Estar detrás de un mostrador en una comisaría me dio mucho. Ser cana era jodido antes y hoy lo es mucho más. Antes era difícil ser policía pero ahora lo es mucho más. Le haría un monumento a cada tipo que va en un patrullero. Nosotros teníamos armas y los delincuentes, gomeras. Ahora, nosotros tenemos gomeras y los delincuentes ametralladoras".

Las obras

Hubo una época en que incursionó en el rubro de historietista, con los libros de aquellas páginas inolvidables de Nippur de Lagasch, Alamo Jim... Y lo hacía junto a otro comisario, aunque con seudónimos porque la policía no les permitía poner sus nombres. Fue el puntapié inicial de una carrera tremendamente exitosa.
Precisamente, los éxitos televisivos de Tito han sido múltiples, desde el inolvidable División Homicidios hasta El hombre que volvió de la muerte -aquí reemplazó a la autora Marta Reguera, que se había peleado con Alejandro Romay, el zar de Canal 9, incluso recibió el regalo del intérprete Narciso Ibañez Menta de la mítica máscara de Elmer Van Hess-, Libertad condicionada, con Camila Perissé, y Jaque al delito, con María Aurelia Bisutti, Leonor Benedetto, Leonor Manso, Osvaldo Terranova, Alberto Argibay, Pepe Novoa y Claudio Levrino.
Escribió muchos guiones de radio -entre ellos, un inolvidable radioteatro El misterio del cementerio olvidado, presentado en Radio Nacional-, otros de televisión -Irina, la muerte y el mar; Crimen en la casa de piedra; Muerte de un policía; Esta puede ser su historia; Vivir es maravilloso y Buenos Aires... Mi ciudad; ¿Quién es el asesino?- y de cine -Comisario Ferro, Las esclavas, Alerta en azul y Contragolpe -, así como cuentos y obras teatrales -entre otras Fantasmas en los leños, El sello azul, Un sabueso sin olfato.
Como periodista, además de su juvenil paso por El Sol -años después conmovió con sus Crónicas desde el asfalto, anécdotas de aquella Colonia de la famosa laguna- fue director de las revistas Mundo Policial y El Círculo.
El libro Confesiones de un comisario, es una elocuente muestra de las vivencias como servidor del orden.

Con el grupo Babel

En la poesía incursionó con singular maestría. A fines de diciembre de 2008 presentaba en la Biblioteca Moreno de Bernal el libro De intemperie y poesías, con el acompañamiento del grupo Babel, que interpretó varias poesías y con la bailarina Mariela Morassut.
En esa ocasión decía Tito: "Puedo decir que me costó a lo mejor menos trabajo escribir el libro que después llegar a la presentación. Cuando eso ocurre después de mucho trabajo, con sueños, ilusiones, proyectos y me encuentro con tanta gente linda, sin duda me siento muy gratificado y doy gracias a las vida, gracias al amor, al hecho de vivir en una ciudad como Quilmes, tan cosmopolita. La conozco desde cuando todo era barro, laguna, caballos, tranvía a caballo, tranways, en fin, hay un montón de sueños que se cristalizan casi sin darme cuenta y cuando se leen los poemas, resulta que son momentos que alguna vez he podido escribir".
Este libro -De intemperie y poesías- surgió en un viaje de Fitzburgo a París, y aquí volvió a hablar de la famosa laguna de la Colonia. "Yo puedo hablar de la laguna porque la viví. Nosotros dormíamos sintiendo el ruido de los grillos, las ranas, los renacuajos, los murciélagos. Mis abuelos los sacaba con la escoba".
En esa oportunidad, la nieta mayor de Plácido, Josefina, leyó un texto que conmovió a su abuelo, texto que ganó el primer premio de poesía en la escuela.
Hoy, frente al abuelo partiendo hacia el cielo, Josefina volvió a enviar un sentido mensaje a su abuelo Tito, el que se podía leer en una mesa de la cochería donde se realizaba el velatorio, en el barrio de Belgrano.

Los cuadros de Picasso

Pasaje a Picasso es otro libro importante en la vida de Tito Donato, con poesías basadas en cuadros del famoso pintor catalán. Su presentación fue en Argentores, la entidad que agrupa a los autores.
Precisamente Tito fue vicepresidente de esta entidad, compartiendo la directiva con Alberto Migré primero y con Roberto Tito Cossa más tarde. Ultimamente integraba la junta de fiscalización.
En Argentores una de las principales preocupaciones de Donato fue el tema de los derechos de los autores, y fueron históricas las peleas con el productor Adrián Suar, por su particular forma de tratamiento de los programas: presentarlos como "Idea de Adrián Suar", para que los libretistas reciban emolumentos mucho más bajos de los respectivos, amén de no ser socios de la entidad.
En fin, mucho más se podría decir del querido Tito. Se fue con la placidez con que vivió, como si el nombre lo identificara.
Como dice mi hija Florencia, a quien Tito le dedicó una poesía sacada de la galera en un santiamén, hay una estrella en el cielo que sabe a poesía.



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