G. UN CRIMEN OFICIAL

Mañana se estrena el filme de Daniel Otero, G. Un crimen oficial, que trata del asesinato del subcomisario Jorge Omar Gutiérrez, hermano del ex intendente de Quilmes, Francisco Barba Gutiérrez y dirigente de la Unión Obrera Metalúrgica.
La película se basa en el libro del propio Otero "Maten a Gutiérrez", que relata el asesinato del subcomisario en 1994, cuando investigaba un depósito aledaño a la comisaría de Avellaneda, donde prestaba funciones. El policía estaba investigando ese depósito, que estaba ligado con la aduana paralela. Lo mataron en Avellaneda y recién fue descubierto el crimen en la cabecera de La Plata, cuando el guarda del tren se acercó pensando que se había quedado dormido.
Es un crimen que subyace al poder político de los últimos veinte años, con el antecedente del libro, editado en el 2000.
Las aristas que abre la película van desde un policía de la dictadura como Carlos Gallone -famoso por la foto en la que abraza a una madre de Plaza de Mayo, imagen que recorrió el mundo-, el ex presidente Carlos Menem, las autoridades de la policía federal y la bonaerense, el Poder Judicial, líderes políticos y empresariales.
Esos son solo ejemplos de una trama de corrupción, narcotráfico y contrabando que tiene sus orígenes en la apertura de las importaciones que signó a la década de los 90, en un contexto mundial de globalización y la reciente caída de la Unión Soviética.
"El asesinato de policías en la provincia de Buenos Aires es muy particular: todos mueren en intento de robo de autos y suena un poco raro.¿no? La mayoría de los hechos son asesinatos planificados. Esta historia muestra sucesos que no están en los policiales de todos los días" le dijo Otero a la agencia Telam.
"Hay un paraguas político que cubre desde hace años este tipo de accionar para dar impunidad. La diferencia con otras muertes de policías es que en esta la familia no se creyó la versión oficial y presionó para investigar. A Gutiérrez lo mató una mafia hecha y derecha" dijo el realizador.
El subcomisario investigaba un depósito fiscal adyacente a la comisaría en la que prestaba servicios y guiado por sus sospechas sobre el narcotráfico, fue ejecutado de un tiro en la nuca el 29 de mayo de 1994, en un vagón del tren Roca.El cuerpo viajó siete estaciones sin que nadie se diera cuenta y fue descubierto por un guarda que, creyéndolo dormido, lo intentó desperar en la estación cabecera de La Plata.
Conjetura Otero que "a Gutiérrez lo mataron en un tren porque, de esa forma, actúa la policía federal, que era la que llevaba adelante la mafia que estaba investigando".
Era jefe de la bonaerense en ese tiempo Pedro Klodzick, quien expuso dos teorías sobre esta muerte: que murió por una bala perdida de una pelea entre barras de Independiente y San Lorenzo -jugaron esa noche en Avellaneda- o que dos chicos intentaron asaltarlo y al descubrir que era policía, lo mataron.
El juez de garantías de La Plata, Guillermo Atencio, intervino en la investigación y consiguió el testimonio de una mujer que viajaba en el tren y de un vendedor ambulante que identificó a Alejandro Chiquito Santillán, un cabo de la Federal, como ejecutor del disparo.
"Uno de los principales defensores de Santillán, que lo iba a visitar a la cárcel, era el jefe de ese entonces de la fuerza, Adrián Pellachi. ¿Cómo puede ser que un simple cabo reciba tanto apoyo, pese a ser acusado de matar a un colega?" comentó el investigador.
"El círculo cierra un poco al enterarnos que Pelacchi se transformó en el jefe de seguridad de los aeropuertos cuando el empresario Eduardo Gutiérrez Conte pasó a ser el CEO. Conte era el dueño del depósito fiscal que investigaba Gutiérrez", aclaró Otero.
El director no dijo que haya una relación directa entre el actual CEO del holding Corporación América y la muerte de Gutiérrez, pero sí sostuvo que le pareció extraño por lo menos que nunca haya sido citado a declarar.
"Durante todos estos años Santillán -que fue absuelto en un juicio viciado de amenazas e irregularidad, y el fallo no fue apelado- siguió trabajando en la fuerza. Según contó el cuñado en la película, él levantaba sobres en los puestos del tren y les entragaba cocaína y marihuana para su venta" señaló Otero.
La película muestra la continuidad del caso con fotogramas que van desde Gallone en dictadura, pasando por Menem, el ex presidente Eduardo Duhalde y una de Aníbal Fernández, quien estuvo a cargo de la Federal, junto a Gutiérrez Conte y pelacchi.
"Se puede ver cómo las diferentes autoridades que tuvo el país mantuvieron a Santillán en su cargo y no hicieron nada, pese a que la Corte Interamericana de Derechos Humanos obligó al Estado argentino a pedir perdón y lo hizo responsable del homicidio" subrayó.
El 21 de febrero último el Tribunal de Casación ordenó a la Cámara Penal de La Plata que inicia en forma urgente el segundo juicio por el crimen del subcomisario, suspendido el año pasado tras declararse la nulidad de la indagatoria de Francisco Severo Mostajo, alias El Colo, un mecánico que continúa en libertad y que fue identificado como el acompañante de Chiquito la noche del crimen.
Como si fuera un capricho del destino en todo lo relativo al caso, alguien en el INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) fue demorado porque alguien, no se supo quién, le cambió el nombre a la película de G. Un crimen oficial a C. Un amigo oficial, retrasando los pagos para que Daniel Otero contar esta historia.

Algo más

En el libro de Eduardo Menescaldi, "Páginas, sueltas. Quilmes, el Congreso y algo más...", en el capítulo de la Aduana Paralela se cita el caso Gutiérrez. El 27 de diciembre de 1996 la Comisión, que presidía el diputado Mario Das Neves, hoy gobernador de Chubut, recibió a Francisco Gutiérrez, quien corroboró los dichos de Franco Caviglia -había dicho que fue una muerte dudosa-, agregando que al momento de su muerte, Gutiérrez investigaba un depósito fiscal en Avellaneda, lindante por la parte trasera a la comisaría primera de esa localidad.
Dice el libro que "la Comisión pudo comprobar que el subcomisario Gutiérrez habría estado investigando a una asociación ilícita que presuntamente estaba integrada por miembros de las fuerzas de seguridad y que el depósito fiscal, aparentemente funcionó por más de dos años sin su correspondiente habilitación".
La Comisión siguió recibiendo testimonios del caso hasta enero de 1997. Entre otros, prestaron testimonio el comisario federal (RE) Pedro Klodzyc y el entonces secretario de seguridad, doctor Alberto Piotti.
"El cabo Santillán, que estaba prestando servicios en Comodoro Rivadavia, fue citado a través de la justicia ante los miembros de la Comisión para aclarar su versión de los hechos.
También se presentaron familiares de Santillán, entre ellos su ex suegra, quien reconoció haber falseado su declaración en la causa penal por haber recibido presiones de su ex yerno. Esto derivó en una denuncia penal presentada por los diputados por falso testimonio.
"Esta tarea de la Comisión derivó en el reposicionamiento del caso Gutiérrez en la opinión pública.
"Además, y debido a los nuevos datos aportados, los familiares del fallecido, presentaron un amparo ante la Corte Suprema de Justicia bonaerense, solicitando que se reabriera la causa.
"La Comisión remitió las versiones taquigráficas de todas las reuniones llevadas a cabo a la Corte Suprema como prueba, para ser considerada en el expediente judicial.
"Años más tarde la familia Gutiérrez estuvo en los Estados Unidos denunciando el caso ante los tribunales internacionales sobre el filo del mandato del presidente Kirchner, y se esperaba la reapertura de la causa por que el Estado reconocía que no había habido justicia.
Hoy, como se ha dicho anteriormente, en febrero el tribunal de Casación ordenó a la Cámara Penal de La Plata que inicie en forma urgente el segundo juicio por el crimen del subcomisario, suspendido el año pasado tras declararse la nulidad de la indagatoria de Francisco Severo Mostajo, El Colo, un mecánico que sigue libre y que fue identificado como el acompañante de Chiquito la noche del asesinato.

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