En la Casa de la Cultura, Rivadavia y Sarmiento, Quilmes, puede visitarse hasta el 24 de abril la muestra de Andrés Cascioli, 40 años de humor político.
Anoche fue la inauguración, en una austera y emotiva ceremonia, conducida por el secretario de Educación, Cultura, Deporte y Turismo de la Municipalidad, Ariel Domene, junto al titular de la Subsecretaría de Cultura, Pedro Costa.
Pedro Costa reseñó que la presentación era una manera de homenajear al creador de revistas como Humor y Satiricón -junto a Oskar Blotta-, es decir, Andrés Cascioli.
Esto se hace en el marco del día de la memoria, la verdad y la justicia, a cuatro décadas del más terrible golpe militar de la historia argentina.
En la muestra se pueden observar cuadros originales de los dibujos de Andrés Cascioli, quien supo superar el clima de terror que se vivía y con el humor político como instrumento, recreó una época difícil de los argentinos.
El solo hecho de observar las tapas de las revistas vale para medir el coraje de este dibujante y caricaturista.
Pedro Costa recordó que en un reportaje que le hicieron a Cascioli en 1981, el artista decía que había pergeñado una revista de humor, y sin embargo, se había convertido en una revista seria, con profundo contenido político. No hay que olvidar que estaba la junta militar gobernando de facto el país y todo lo que ocurría detrás, con detenidos desaparecidos.
La muestra vale la pena y el acto de presentación también contó con la actuación del conjunto dirigido por el profesor de los talleres barriales de guitarra, Luciano Mairana.
Asimismo debe destacarse la adhesión del señor Atucha, quien aportó distintas revistas para que el público puede recrear y disfrutar de aquellos ejemplares que hoy son símbolo de la rebeldía frente al terror, con el humor político como herramienta.
Ariel Domene habló de la importancia de la muestra para presentar las grandes calamidades de la historia argentina, como fue el denominado proceso de reorganización nacional. Y explicó que la muestra podrá ser visitada hasta el 23 de abril, previéndose visitas guiadas y la concurrencia de escolares.
Andrés Cascioli
El artista Andrés Cascioli se inició en el diseño publicitario y el dibujo de historietas y dirigio agencias y títulos en esos campos, en la ciudad de Buenos Aires.
En 1972 fundó, con Oskar Blotta, la revista Satiricón, tres años después, Chaupinela y en 1978, Humor Registrado. Fue autor de la mayoría de las ilustraciones, caricaturas y diseños de esas publicaciones.
En torno a Humor, dio vida a Ediciones de la Urraca, sello que editó más de una decena de revistas -entre ellas El Péndulo, Superhumor, Humi, El Periodista de Buenos Aires, Fierro- y libros.
En 1982 recibió por Humor el premio a la Mejor Revista Satírica del Mundo, en Forte dei Marmi, Italia. Ese mismo año la Asociación de Dibujantes de la Argentina lo distinguió como el Caricaturista del Año.
En 1996 creó para el Grupo de Revistas de La Nación la publicación La Nación de los Chicos, y dos años más tarde armó el proyecto y el equipo para la edicion argentina de Rolling Stone.
En 2001 creo y dirigió la revista quincenal El Cacerolazo, de Editorial Perfil.
En 2006 la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires le rindió homenaje en el que lo declaró Peronalidad Destacada de la Cultrura.
Falleció en 2009, dejando una vasta obra plástica e innovaciones en lo editorial a través de publicaciones que son parte esencial de la historia gráfica argentina.
La muestra
La exposición que se presenta en Quilmes cuenta con 60 originales de Andrés Cascioli dedicados al humor político, que son un recorrido memorioso y creativo por la Argentina desde mediados de los años 70 hasta finales de la década del 2000.
Es decir, abarca desde el gobierno de Isabel Perón hasta el de Néstor Kirchner, con un mayor desarrollo en los años de la dictadura.
Andrés creó y dirigió la revista Humor, que fue implacable con el autodenominado proceso de reorganización nacional, lo que llevó a que la revista fuera vista como una herramienta de satírico combate.
Las tapas de la publicación fueron obra de Andrés y resultan inolvidables para la mayoría de las personas, desde los entusiastas lectores hasta quienes solos las veían colgar de los quioscos.
Con el antecedente del gobierno de Isabel y la posterior democracia hasta años recientes, la muestra se convierte en un recorrido privilegiado por la historia argentina, sin ahorrar personajes y situaciones puntuales, de la mano de un talento versátil, tal vez del creador que mejor registró desde la ilustración y la caricatura la realidad local.
Cada original posee una referencia lateral con explicaciones sobre las personas y los hechos satirizados, además de los datos de la técnica de trabajo y la fecha de la publicación. En vitrinas se exhiben algunos ejemplares de publicaciones, documentos y fotos sobre el autor, y otros testimonios.
Hay, además, un guión para visitas guiadas, desarrollado especialmente para estudiantes y dos documentales sobre Andrés Cascioli y la revista Humor que se exhiben en una pantalla.
Las imágenes
El catálogo que se entrega en la muestra algunas de las imágenes de Andrés Cascioli, retratadas en tiempos del proceso. Por ejemplo, la República crucificada, y al frente el festejo de los militars, como Videla, Massera, Agosti, Harguindeguy y Galtieri; la loca historia del proceso, parte VII, etcétera.
Algo más
El humor político, a lo largo de la historia, ha tenido muchos cultores. Desde el coraje y jerarquía del citado Cascioli hasta la pluma de don Ramón Columba, creador de la editorial que llevó su nombre y que durante muchos años supo recrear ilustraciones y caricaturas de políticos de la primera mitad del siglo XX, desde el Congreso Nacional (Columba fue director de Taquígrafos del Senado de la Nación). El libro El Congreso que yo he visto es fiel testimonio de su aporte.
La muestra
La exposición que se presenta en Quilmes cuenta con 60 originales de Andrés Cascioli dedicados al humor político, que son un recorrido memorioso y creativo por la Argentina desde mediados de los años 70 hasta finales de la década del 2000.
Es decir, abarca desde el gobierno de Isabel Perón hasta el de Néstor Kirchner, con un mayor desarrollo en los años de la dictadura.
Andrés creó y dirigió la revista Humor, que fue implacable con el autodenominado proceso de reorganización nacional, lo que llevó a que la revista fuera vista como una herramienta de satírico combate.
Las tapas de la publicación fueron obra de Andrés y resultan inolvidables para la mayoría de las personas, desde los entusiastas lectores hasta quienes solos las veían colgar de los quioscos.
Con el antecedente del gobierno de Isabel y la posterior democracia hasta años recientes, la muestra se convierte en un recorrido privilegiado por la historia argentina, sin ahorrar personajes y situaciones puntuales, de la mano de un talento versátil, tal vez del creador que mejor registró desde la ilustración y la caricatura la realidad local.
Cada original posee una referencia lateral con explicaciones sobre las personas y los hechos satirizados, además de los datos de la técnica de trabajo y la fecha de la publicación. En vitrinas se exhiben algunos ejemplares de publicaciones, documentos y fotos sobre el autor, y otros testimonios.
Hay, además, un guión para visitas guiadas, desarrollado especialmente para estudiantes y dos documentales sobre Andrés Cascioli y la revista Humor que se exhiben en una pantalla.
Las imágenes
El catálogo que se entrega en la muestra algunas de las imágenes de Andrés Cascioli, retratadas en tiempos del proceso. Por ejemplo, la República crucificada, y al frente el festejo de los militars, como Videla, Massera, Agosti, Harguindeguy y Galtieri; la loca historia del proceso, parte VII, etcétera.
Algo más
El humor político, a lo largo de la historia, ha tenido muchos cultores. Desde el coraje y jerarquía del citado Cascioli hasta la pluma de don Ramón Columba, creador de la editorial que llevó su nombre y que durante muchos años supo recrear ilustraciones y caricaturas de políticos de la primera mitad del siglo XX, desde el Congreso Nacional (Columba fue director de Taquígrafos del Senado de la Nación). El libro El Congreso que yo he visto es fiel testimonio de su aporte.
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