EL DESAFIO DE MARTINIANO

Martiniano Molina vivió horas atrás toda la emoción del significado de asumir la intendencia de un distrito de 600 mil habitantes.
En esa emotiva ceremonia, acompañado por todo su gabinete, pudo palpar la sensación de esperanza que se vive en los quilmeños, sobre todo los críticos de la actual situación de la ciudad.
Martiniano sabe que la famosa luna de miel entre gobierno y vecinos tiene duración corta, y necesita rápidas respuestas para no cortarse rápidamente, y dar lugar a los inconformistas de siempre, fundamentalmente los grandes perdedores de los últimos comicios (no sólo en el distrito, también en la provincia y en la Nación, lecciones que sirven también a la gobernadora Vidal y al presidente Macri).
Por eso lo que anticipó Martiniano en su discurso -se permitió leerlo aunque dijo que no era su estilo-que fue corto pero preciso. Destacó la situación de quiebra que muestra la ciudad, que obligará a una etapa de recuperación intensa, como para pensar que no se puede hablar de verano o de vacaciones. En todo caso hay que acomodar las fichas para que el verano y las vacaciones no se conviertan en un bumeran.
La ciudad necesita muchas cosas, desde la peatonal caótica, los manteros que pululan, la estación llena de puestos sin ton ni son, más el caos del tránsito, la inseguridad, la multiplicación de asentamientos, la falta de cloacas, los baches que aparecen por doquier, etcétera, etcétera.
En la Municipalidad habrá que poner la cara para ubicar a los miles de empleados con que cuenta, que andan por una cifra increíble, algo así como 7642, una cantidad enorme, que tendría que verse reflejada en una ciudad mucho mejor ordenada, más moderna, más eficaz.
Alguna vez se dijo que si todos los municipales cumplen con su función, difícilmente se pueda mostrar una ciudad negativa.
Tendría que estar limpia, ordenada, ágil, es decir, Quilmes debería ser un vergel por donde se la mire. Sin embargo, tomando como dato la ribera -lugar emblemático por el río y por estos calores, cuando la gente mira al Plata como una manera de refresco, por más que no se pueda bañar en aguas contaminadas- la realidad ofrece un panorama desolador, donde el abandono, la inseguridad, la falta de planificación hacen las cosas complicadas.
Dicen que el tren eléctrico comenzará a funcionar entre Quilmes y Constitución en los próximos días -la ex presidente había anunciado que hoy sería el punto de partida, de todas maneras su adelanto tropezó con la realidad y en ese sentido se advirtió que siguen las pruebas, que obligarán a estirar la fecha definitiva- y sin duda esa apuesta será una gran  noticia para los quilmeños. Lógicamente este avance deberá ser sustentado con una política que se mueva rodeando a la cuestión con los elementos necesarios, para que no sea un avance vacío.
El bajo nivel de Bernal tendrá que seguir esperando, por más anuncios que se hayan hecho, porque todavía falta mucho tiempo para que se concrete definitivamente. En todo caso el nuevo gobierno, por aquello de "escoba nueva...", tendrá la gran chance de encarrilar el tema y darle rápida solucion para beneplácito de los vecinos que quieran cruzar de un lado a otro.
La famosa lancha del Barba Gutiérrez, que iba a conectar Tigre con Quilmes, desde un eventual puerto en el Club Náutico, quedó por ahora en promesas. Habrá que ver si Martiniano Molina, hombre de la ribera, agiliza el trámite y le da el golpe final.
Aunque son tantas las cosas que deberá enfrentar el nuevo intendente, que difícilmente se entienda que esta cuestión sea prioritaria. Máxime cuando la doctrina PRO, instalada por Macri y trasmitida a toda su gente, pasa por puntos esenciales como pobreza cero, honestidad y transparencia, difusión de lo que se hace.
Hay mucho por hacer en todos los órdenes. Se van a necesitar consensos, mucha vocación por la gente, sentido de la política de manos limpias, y fundamentalmente entereza para ordenar todo lo que se ha ido fuera de banda.
Hay una esperanza en marcha, y los funcionarios tendrán que responder a ella.
Pero el sólo hecho de que el periodismo pueda cumplir su rol sin trabas es de por sí un gran avance.
Todavía resuenan los ecos de la conferencia de prensa del jefe comunal, ante una importante cantidad de periodistas, que pudieron preguntar sin presiones. En todo caso, el periodista pudo cumplir su función como debió ser siempre. Lamentablemente, eso fue novedoso porque en los últimos tiempos nunca se puso en práctica. Las conferencias de prensa brillaron por su ausencia, los funcionarios sólo atendieron a los periodistas complacientes y no permitieron que se les preguntara.
Poder preguntar no significa ser complaciente, simplemente incorporar al ciudadano en la relación con los transitorios depositarios del poder de turno. Esto es, democracia pura...

Comentarios