ADIOS CFK

Siempre es difícil decir adiós. La nostalgia transforma el presente y da aroma al futuro.
Cristina Fernández de Kirchner, ante una multitud en la plaza de Mayo, saboreó las delicias de los militantes que la ovacionaron, pero se dio cuenta de que a las 12 de la noche se convertirá en calabaza.
La Cenicienta volverá a ser una ciudadana común y tendrá que aceptar la realidad de la vida democrática.
Porque el 52 por ciento de los votantes le dijeron no a su candidato -es cierto que hubo un 48 por ciento que dio el voto positivo- y como toda República hay que aceptar la voluntad de la mayoría o de la primera minoría.
Mucha gente va a festejar esta noche el fin de un ciclo, un Régimen en todo el sentido de la palabra, después de doce años de poder, primero los Kirchner, con Néstor a la cabeza, luego Cristina como esposa y presidente y otra vez electa con una gran mayoría. En medio, la muerte de Néstor complicó las cosas y comenzó a generar la debacle, que termina hoy con una grieta que será difícil de eliminar.
Mañana, desde el minuto 1, comienza la era Macri, y por más que el presidente electo jure horas después, la realidad, que es la única verdad, como decía Pericles y repetía Perón, señala que hay un nuevo tiempo en la República Argentina.
¿Qué puede pasar de aquí en más? Sin duda es un misterio saberlo, porque el nuevo presidente recibe un país lleno de problemas, que necesita soluciones, algunas rápidas para evitar las complicaciones.
Ni siquiera tendrá el nuevo presidente el relax de los primeros cien días de luna de miel, porque enfrente se espera cualquier renuncio o defección para aplicar el golpe.
Y hablando de golpe, parece mentira que después de tres décadas de democracia, alguien como el doctor Parrilli compare el affaire de la transición o cambio de mando con la fatalidad de un golpe de estado, que gracias a Dios ya quedó en el olvido.
Precisamente esos jóvenes que esta tarde noche vivaban a la presidenta nunca vivieron el drama del golpe de estado, por lo que alertar con una consecuencia de esa índole suena a un despropósito.
Habrá que evaluar la actualidad, destacar las cosas buenas que se hicieron -que las hubo- y tratar de no repetir las malas, que tanta división causaron en el pueblo argentino.
Mañana habrá un acto de asunción de mando, la asamblea legislativa, seguramente algo raleada por los que se enojan como chicos y enancados en el berrinche anunciaron que no van a asistir a un hecho tan democrático como la llegada de un nuevo presidente democrático.
Dentro de cuatro años se podrá evaluar la actuación de Macri y su equipo, y nuevamente serán las urnas las que darán su veredicto favorable o no, aunque ya dentro de dos años habrá un primer testeo con las elecciones legislativas.
La patria es de todos, los cuarenta millones de argentinos. No es de Cristina, tampoco del kirchnerismo solamente, le pertenece a todos los habitantes de esta gran nación, a lo largo y a lo ancho del territorio.
Todos debemos tener la madurez necesaria para comprender que hay que terminar con la consigna amigo-enemigo, quizás el mayor lastre que dejó el kirchnerismo.
Los vientos de fronda que soplarán desde mañana deben servir para que todos tengamos la saludable costumbre de vivir en el país que todos soñamos y no en aquél que sólo satisface a algunos.
Ojalá así sea.

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