JUEGO SUCIO


La campaña por el balotaje entre el candidato del oficialismo, Daniel Scioli y el de la oposición, Mauricio Macri, se está ensuciando por actitudes non santas sobre todo los simpatizantes del oficialismo.
El Frente para la Victoria no digirió todavía las derrotas del 25 de octubre, sobre todo en la provincia de Buenos Aires y en varios distritos del Conurbano, entre ellos Quilmes.
Por eso apelan al juego sucio, que parece hablar más que nada de aquél que se siente perdido y que apela a cualquier recurso para cambiar el destino. Un poco la versión Maquiavelo, por aquello de que el fin justifica los medios.
Así hoy, por ejemplo, en Chaco se le hizo un piquete a Mauricio Macri en el aeropuerto, por kirchneristas que pretendían que el candidato no reuniera a su gente en la capital chaqueña.
Después de las escaramuza, las cosas se aclararon y finalmente Macri habló: dijo que va a volver a la provincia como presidente.
En la Cámara de Diputados en forma sorpresiva se nombraron desde el oficialismo auditores, con la bronca de la oposición que fue sorprendida por la movida del FPV. Así se ubicaron a Julián Alvarez, el candidato a la intendencia de Lanús, que perdió ante el representante de Cambiemos, Grindetti, y al presidente del Banco Nación, Forlán.
Desde la oposición se alzaron voces de repudio, asegurando que recurrirán a la justicia para que arregle esta situación irregular.
Faltan apenas 18 días para el balotaje y se ensucia la campaña, a tal punto que la Iglesia, a través de monseñor Arancedo, advirtió que una elección no es la guerra.

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