AY ARGENTINA


La Copa Argentina terminó de la peor manera posible, dejando picar palabras por doquier tras el paupérrimo arbitraje de Diego Ceballos.
El árbitro tenía un alto concepto en el club Rosario Central, y como por arte de magia, todo cambió después del partido de anoche en Córdoba.
No hay que olvidar que fue Central el que pidió a Ceballos y Boca lo aceptó, aunque con reservas.
La historia decía que cuando dirige Ceballos las posibilidades del club rosarino se agrandan. Ahora todo se modificó y desde Arroyito han transformado al árbitro en el enemigo público número uno.
Desde ya fue suspendido por tiempo indeterminado y no va a dirigir el partido de mañana entre Lanús y Sarmiento de Junín. Su lugar lo ocupa Patricio Loustau.

¿Volver a jugarlo?
Hay quienes postulan que se vuelva a jugar la final entre Central y Boca, por los errores del árbitro. Sería toda una novedad porque los amantes de las estadísticas han contado de ocho partidos en el mundo que se han jugado otra vez por irregularidades. Ninguno ocurrió en el fútbol argentino, y en todos los casos, salvo uno, se decidió volver a disputarlo por razones extrafutbolísticas. En sólo uno se volvió a jugar por errores del árbitro y de los líneas.
Sería un despropósito volver a disputar el encuentro porque en todo caso quedará como uno más donde el árbitro comete errores garrafales que perjudican concretamente a uno de los dos. De todas maneras, la sanción apunta al árbitro y a uno de los colaboradores en este caso, pero no más allá de eso.
Todos los hinchas se acuerdan de los errores de los árbitros cuando los perjudican pero nada dicen cuando la situación es al revés, y el favorecido es el equipo propio.
La AFA está en las puertas de una elección fundamental para su futuro, tras la muerte en julio del año pasado del eterno presidente, Julio Humberto Grondona.
Hay dos líneas en juego, dos estilos, dos formas de ver la política futbolera. Cualquiera que gane el 3 de diciembre tendrá que apuntar a enderezar los destinos de la casa mayor del fútbol argentino.
Torneos, descensos, cumplimiento de obligaciones, deudas, trasparencias, etcétera, son algunos de los temas que deberá resolver el fútbol argentino. Y no hay que olvidar que en AFA votan los dirigentes, no el hincha, a la hora de decidir la futura conducción. Lo que significa que las dos líneas deban moverse con sigilo y astucia para conseguir inclinar la balanza.

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