PERDEDORES

¿Quiénes son los grandes perdedores de las elecciones de ayer? A nivel nacional, sin duda, Aníbal Fernández es el rostro visible, aunque detrás aparece una empalidecida Cristina Fernández, quien se aferró a su concepción autoritaria del poder, que terminó por encerrarla en su propia debilidad.
Aníbal Fernández -nobleza obliga, reconoció la derrota ante una mujer, como María Eugenia Vidal- constituyó en el mayor error de CFK, al elegirlo como candidato contra viento y marea, más allá del pensamiento de muchos peronistas que entendían que el candidato debió ser Florencio Randazzo, quien dio el paso al costado cuando fue desplazado y que no aceptó que lo impusieran por decreto.
El kirchnerismo a ultranza es también el gran derrotado, desde Carta Abierta hasta la Cámpora.
Ni siquiera el oficialismo aceptó las recomendaciones del propio papa Francisco, un Bergoglio que se encargó de avisar, a través del dirigente Tito Vera, de lo perjudicial que sería alentar la candidatura de Bigote Fernández, pleno de denuncias y sospechado por doquier.
Hoy se paga el alto precio de la derrota. La soberbia terminó por horadar los últimos cantos de un kirchnerismo, que debe estar más asustado que nunca, porque el poder se va de las manos y sólo faltan 45 días para el 10 de diciembre, en que la vuelta al llano es irreversible.
Ni siquiera ganando Daniel Scioli la presidencia, en el ballotage del 22 de noviembre, se podrá penar en un kirchnerismo en alza.  Por el contrario, la estrategia de Scioli debe ser independizarse de una vez por todos del amparo arácnido de CFK para soñar con que la primera magistratura encuentre el apoyo de la mayoría de la ciudadanía.
Si Scioli sigue terco, pagará otra vez más el alto precio de la derrota.

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