PEDRO, COSTA ESPERANZA

Con el talento y el vuelo artístico de Pedro Costa, se presentó anoche la segunda y última función de Fontanarrosa desdibujado, una creación basada en los personajes del historietista.
Fueron más de dos horas de función, de excelente calidad, que movieron y conmovieron a la importante concurrencia en la Biblioteca Moreno de Bernal.
Pedro Costa, un auténtico director de cultura entre las sombras, volvió a demostrar que tiene Quilmes un talento enorme para devolver a la comunidad mucho de lo que la ciudad le dio.
En este caso, el periodista, autor, maestro, docente, y fundamentalmente gran tipo, quiso recorrer con sus alumnos de los 70 las páginas del autor rosarino, con los personajes que lo inmortalizaron, por supuesto encabezado por Inodoro Pereyra y su fiel Mendieta, pasando por el fútbol, el tango, los cuentos clásicos y tantas otras creaciones del fana de Rosario Central.
En ese sentido, la curiosidad de esta puesta pasó porque los intérpretes son aquellos alumnos de la primaria de los 70, que ahora grandes quisieron demostrar que sigue vigente el amor por la escuela, el maestro, el recreo interminable que los sigue acompañando tras el llamado de la campana.
Anteriormente esta propuesta había pasado por Su majestad se pasea en calzoncillos, la obra que habían representado en los 70 y que más de cuatro décadas después volvieron a concretar, lógicamente con el paso de los años, los destinos, las profesiones, etcétera.
Así se reunieron en el escenario una paleta variopinta de ejemplos, como un juez de la nación, un candidato a intendente, un residente en Trenque Lauquen, otro que se llegó de Madrid y que esta tarde vuelve a la capital española. Así podría seguirse con la lista interminable de ejemplos, todos congregados por la magia del maestro que suele mover y conmover.
Los aplausos dentro de la función, repetidos por doquier al final, sirvieron para rubricar que todos siguen teniendo en el corazón ese rincón de niños que todos llevamos adentro.
Una buena propuesta, con un valor intangilble capaz de superar con creces los apenas cien pesos que costaba la entrada (en un mismo escenario donde las propuestas "marquetineras" superan los trescientos pesos).
Pedro se emociona cada vez que se lo elogia. Hace méritos con creces para que esto ocurra, y si bien su generosidad y humildad lo llevan a ponerse colorado cada vez que se destacan sus virtudes, conviene resaltarlas en estos tiempos de elecciones y propuestas sin sustento.
Ya que se vienen las elecciones ... por qué no votarlo a Pedro como el mejor candidato.

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