QUILMES, A CARA LIMPIA

Por Luis Melián

Quilmes se despertó hoy a cara limpia, sin barba ni bigote, tras el histórico acto eleccionario de ayer.
Cambió la mano, el pueblo dio su veredicto y quedó demostrado que el voto es un arma democrática capaz de producir hasta lo impensado.
En un bar de Recoleta, una jovencita expresaba su alegría, señalando que Quilmes se quedó sin Bigote, por Aníbal Fernández. Y otro parroquiano le agregaba: al Barba -por el intendente Gutiérrez- le ganó el Cocinero (Martiniano Molina).
Los números cantan. Con un trabajo electoral de pocos meses, la estructura quilmeña de Cambiemos logró posicionar a Martiniano Molina y destronar el reinado del Barba Gutiérrez, con ocho años de gobierno.
Y en la provincia de Buenos Aires, rompiendo todos los pronósticos, María Eugenia Vidal derrotaba al candidato del Frente para la Victoria, el quilmeño Aníbal Fernández, quien a última hora reconoció la derrota (lo mismo hizo sobre las 22.12 Francisco Gutiérrez en Quilmes).
La lectura de los comicios, más allá de la sorpresa para muchos, pasa por reconocer que el votante se cansó de la soberbia del kirchnerismo. Hartazgo es la palabra que mejor define la respuesta de los electores.
Hoy la palabra es alivio, se respira un aire diferente, en Quilmes y en muchas partes del país, quedando ahora en suspenso el desenlace presidencial, entre el candidato del FPV, Daniel Scioli, y el de Cambiemos, Mauricio Macri.
Los dos candidatos tratarán de seducir a los votantes de Sergio Massa, que serán sin duda los árbitros del comicio del 22 de noviembre.
Massa habló de cambio anoche al reconocer su derrota, y eso hace suponer que podría estar más cerca de Macri que de Scioli. Eso se verá con el paso de los días.

Cadenazo

Para buscar las causas de esta caída brutal del  kirchnerismo hay que sumar una serie de datos. Desde las interminables y oprobiosas cadenas de Cristina Fernández de Kirchner hasta la descalificación con que el kirchnerismo recalcitrante trató a los opositores.
Aníbal Fernández hablaba de Macri como el "cartonero Baez", lo acusaba de vago, etcétera, y hoy muerde el polvo de la derrota ante una joven gobernadora, la primera mujer que ocupa el cargo en la principal provincia del país.
María Eugenia Vidal decía que habían ganado en 70 comunas bonaerenses, aunque hoy la cifra de Cambiemos es mayor, llegando al centenar, contra 21 del Frente para la Victoria.
Hoy es un día de alivio y felicidad. El poder es del ciudadano y en el voto lo ejerce sin presiones ni dependencias. La gran lección que debe aprender la inquilina de la Casa Rosada, que el 10 de diciembre deberá volver a casa.
Ella se ganó su destino, que se parece bastante a aquel personaje que Orson Welles retrató en El Ciudadano, pronunciando una palabra indescifrable en el último minuto de su vida, y dejando de lado un poder que creía eterno y que sólo tenía el carácter efímero del paso por este mundo.
Ojalá haya aprendido la lección y sepa reconocer los errores cometidos, que terminaron alejándola de todos y todas.

PD: Ah, es la primera vez desde que volvió la democracia que puedo festejar la elección de un intendente de Quilmes y de la gobernadora bonaerense.

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