Mañana se cumplen 80 años del trágico fallecimiento del cantor Carlos Gardel, en el aeropuerto de Medellín, en Colombia. En ese mismo accidente también murieron el poeta Alfredo Le Pera, autor de la letra de la mayoría de los temas que cantaba el zorzal criollo, así como del guitarrista Alfredo Barbieri, abuelo de la vedette Carmen Barbieri.
Sobre la muerte de Gardel se han tejido distintas leyendas, en cuanto a las circunstancias. Desde un accidente, ante el choque del avión en el que viajaba con otro que se desplazaba en el mismo aeropuerto, hasta un incidente policial dentro del avión, mencionándose incluso alguna pelea dentro con un disparo.
Todas son conjeturas que difícilmente sean develadas, no hay que olvidar que han pasado ocho décadas.
La muerte de Gardel fue usufructuada políticamente por el gobierno de turno en la Argentina.
En estos tiempos, junio de 1935, el presidente Agustín P. Justo era muy criticado por los enjuagues en el denominado negocio de las carnes con Inglaterra, y las denuncias del senador Lisandro de la Torre.
En ese momento el presidente buscó hablar con el dueño del diario Crítica, Natalio Botana, para buscar alguna información que sirviera para tapar todo el tema de las carnes.
Sucedió la muerte de Gardel, un cantor muy popular pero que no tenía demasiada repercusión en las elites gubernamentales. Sin embargo, se encontró en el fallecimiento del cantor la gran excusa, máxime cuando desde la Argentina se enteraron que Uruguay hacía las gestiones para repatriar los restos, arguyendo que el zorzal criollo había nacido en el país vecino.
En ese sentido, se recurrió a la madre de Gardel -Berta- para conseguir la autorización a fin de que la repatriación sea hacia la Argentina.
Pero se demoró ese traslado hasta el año siguiente, 1936, oportunidad en que se produjo el acontecimiento que movilizó a una multitud hasta el Luna Park, donde fueron velados sus restos en un féretro especial.
Sobre la muerte de Gardel se han tejido distintas leyendas, en cuanto a las circunstancias. Desde un accidente, ante el choque del avión en el que viajaba con otro que se desplazaba en el mismo aeropuerto, hasta un incidente policial dentro del avión, mencionándose incluso alguna pelea dentro con un disparo.
Todas son conjeturas que difícilmente sean develadas, no hay que olvidar que han pasado ocho décadas.
La muerte de Gardel fue usufructuada políticamente por el gobierno de turno en la Argentina.
En estos tiempos, junio de 1935, el presidente Agustín P. Justo era muy criticado por los enjuagues en el denominado negocio de las carnes con Inglaterra, y las denuncias del senador Lisandro de la Torre.
En ese momento el presidente buscó hablar con el dueño del diario Crítica, Natalio Botana, para buscar alguna información que sirviera para tapar todo el tema de las carnes.
Sucedió la muerte de Gardel, un cantor muy popular pero que no tenía demasiada repercusión en las elites gubernamentales. Sin embargo, se encontró en el fallecimiento del cantor la gran excusa, máxime cuando desde la Argentina se enteraron que Uruguay hacía las gestiones para repatriar los restos, arguyendo que el zorzal criollo había nacido en el país vecino.
En ese sentido, se recurrió a la madre de Gardel -Berta- para conseguir la autorización a fin de que la repatriación sea hacia la Argentina.
Pero se demoró ese traslado hasta el año siguiente, 1936, oportunidad en que se produjo el acontecimiento que movilizó a una multitud hasta el Luna Park, donde fueron velados sus restos en un féretro especial.
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