CONTRA FAYT

La Comisión de Juicio Político aprobó un dictamen del oficialismo para investigar si el juez de la Corte Suprema, doctor Carlos Fayt, está en condiciones psicofísicas para ejercer su cargo.
El quilmeño Aníbal Fernández fue el gran impulsor de la decisión de la Comisión, que pretende como última instancia lograr que el magistrado renuncie o sea destituido porque no está en condiciones.
Curiosamente el gobierno nacional, que había iniciado el poder allá por el 2003, tomando la gran medida de armar una Corte de lujo, hoy a pocos meses de dejar su lugar al nuevo gobierno -el que asumirá el 10 de diciembre próximo- arremete contra uno de los integrantes del Cuerpo, arguyendo que no puede ejercer el cargo, porque tiene 97 años y supuestamente no está con todas las facultades.
Hay muchísimos ejemplos de personas longevas que realizan su actividad con idoneidad, que tendrían que ser tomadas en cuenta para evitar que a la institucionalidad se le aplique un nuevo golpe.
La República, según dice la Constitución, tiene como pilares a los tres poderes -ejecutivo, legislativo, judicial-y de ninguna manera se admite que alguno de ellos se extralimite para achicar el campo de maniobras de otro.
Sin embargo, el kirchnerismo ha tenido la virtud de arrasar con los principios constitucionales y establecer el hiperpresidencialismo como norma.
Los Kirchner devolvieron a la figura presidencial su lugar -no olvidemos que cuando llegaron al poder el ejecutivo estaba bastante devaluado-pero con el argumento de fortalecer al presidente, ahora se ha superado el límite y se avanza sobre los otros poderes.
Desde hace mucho tiempo el Poder Legislativo se ha convertido en una especie de escribanía del ejecutivo, ya que sólo aprueba y debate los temas que se envían desde la presidencia. En este caso se trata de una comisión de la Cámara de Diputados que pretende examinar en lo psíquico y en lo físico a un prestigioso miembro de la Corte, que se ha caracterizado siempre por su idoneidad y por su especial criterio para falla, muchas veces en contra de la posición mayoritaria del más alto tribunal, fundamentalmente en tiempos del presidente Menem, cuando se hablaba de la mayoría automática.
Fayt, un socialista de toda la vida, ha desarrollado una vasta carrera jurídica y docente -fue profesor de la Universidad del Museo Social Argentino, y su ayudante de cátedra era María Florentina Gomez Miranda, tiempo después destacadísima diputada nacional por la Unión Cívica Radical- y en toda su trayectoria ha sido destacado por propios y extraños por su enorme capacidad y profesionalismo.
Hoy está en la mira del Poder Ejecutivo, con el escaso argumento de la edad, como si ser viejo es motivo para ser tomado como un molesto residuo humano.
Alejandro Borensztein en su columna del pasado domingo en Clarín hablaba de las neuronas que perdió Fayt desde los 14 años, pero se preguntaba si a la hora de una evaluación cuáles eran las neuronas más trasparentes, comparando con personajes o íconos de este gobierno que resisten las investigaciones, los procesos judiciales o las denuncias de corrupción, con un ícono como el vicepresidente Amado Boudou o el juez federal Oyarbide, uno de los favoritos del gobierno (en su haber tiene el hecho de haber sobreseído en tiempo récord a los Kirchner a raíz de denuncias de presunto enriquecimiento ilícito, con el agregado que el fallo nunca fue apelado a la respectiva Cámara, como correspondía).
Así las cosas Fayt se ha convertido en el prototipo de la canción Resistiré, la cortina musical que acompaña el programa de Alfredo Leuco -Le doy mi palabra- por Radio Mitre todas las tardes desde las 17.
En este año electoral, donde todo parece confundirse en un imponente espectáculo de pan y circo, Tinelli incluido con su programa de más alto rating, habrá que soñar con que la patria podrá superar estos ventavales y no transformar en pesadilla los tiempos que vienen.
En todo caso, el ciudadano tiene un arma imposible de batir, el voto, para decidir el destino después del 10 de diciembre.

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