CASAGRANDE

Alejandro Casagrande volvió a demostrar sus condiciones artísticas, con una interpretación de alto vuelo en la obra La Madonnita, de Mauricio Kartum, cuya última función se brindó anoche en Casa de Arte Doña Rosa, en Quilmes.
Se puso el personaje al hombre y dio una acaba muestra de actuación, junto a Mariano Pueyo y Cecilia Feilberg, bajo la dirección de Miguel Montalto.
Con sala llena, como han sido todas las funciones de esta obra, el cierre de la presentación de La Madonnita en Doña Rosa fue emotivo e intenso.
Tras la función y en medio de los aplausos, Mariano Pueyo agradeció a los espectadores por el apoyo a la obra y resaltó el esfuerzo que todos pusieron para brindar en Quilmes una pieza de excelencia.
La historia presenta al veterano fotógrafo de los años 20, especialista en fotografiar desnudos, y el caso de la La Madonnita (Filomena, su esposa), quien se convierte en el foco de su cámara y de sus sueños.
Dentro de un entramado de hipocresía y explotación, va contando la historia junto al señor Basilio (Mariano Pueyo) para buscar una manera de retener a su amada, más allá de los instrumentos a los que apela para mantener su decisión.
Una hora de excelente teatro y una nueva demostración que Quilmes puede convertirse en una ciudad teatral con espectáculos que en nada tienen que envidiar a los que se presentan en Capital.
Lamentablemente, La Madonnita cerró su ciclo, porque la sala ya tiene previstos nuestros estrenos, de todas maneras sería bueno que pudiera presentarse en otras salas, como podría ser el teatro Municipal de la calle Mitre.
Sería bueno que en una sala de 600 localidades el público quilmeño pueda disfrutar de esta propuesta, tanto para los que la vieron y quieren volver a verla como aquéllos que no pudieron asistir a Doña Rosa.

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