No será un domingo igual para Quilmes, que recibe desde las 20.30 a Crucero del Norte, de Misiones, por la octava fecha del torneo superior del fútbol argentino.
Después de la categórica derrota en el Centenario ante Sarmiento por 4 a 0, los dirigidos por Julio César Falcioni vuelven a ser locales, en este caso ante otro ascendido, que viene de ganarle a Temperley en el norte argentino. Será árbitro Patricio Loustau.
Todavía no se sabe a ciencia cierta qué equipo finalmente pondrá el técnico, aunque se especula con lo que se realizó en las últimas prácticas, con un esquema de tres defensores, cuatro volantes, un enganche y dos delanteros.
De ser así irá con Assman; Alegre, Carli, Uglessich; Scifo, Romero, Zacaría, Bontempo; Gómez; Buonanotte y Ramírez.
Será un partido especial para Quilmes, en domingo de Pascua, con la necesidad de terminar el partido con aquella frase que acuñó Alfonsín en otras Pascuas, con "la casa está en orden", algo así como un eufemismo pero que sirvió para llevar alivio.
Quilmes necesita ganar para ahuyentar todos los fantasmas que aparecieron una semana atrás ante el de Junín, que ganó, goleó y gustó en el Centenario. Una nueva derrota será una puñalada al corazón del técnico y del plantel, con un futuro preocupante.
En ese sentido, el trabajo de la semana apuntó a cambiar las cosas. ¿Podrá Quilmes decir que la casa está en orden?
Después de la categórica derrota en el Centenario ante Sarmiento por 4 a 0, los dirigidos por Julio César Falcioni vuelven a ser locales, en este caso ante otro ascendido, que viene de ganarle a Temperley en el norte argentino. Será árbitro Patricio Loustau.
Todavía no se sabe a ciencia cierta qué equipo finalmente pondrá el técnico, aunque se especula con lo que se realizó en las últimas prácticas, con un esquema de tres defensores, cuatro volantes, un enganche y dos delanteros.
De ser así irá con Assman; Alegre, Carli, Uglessich; Scifo, Romero, Zacaría, Bontempo; Gómez; Buonanotte y Ramírez.
Será un partido especial para Quilmes, en domingo de Pascua, con la necesidad de terminar el partido con aquella frase que acuñó Alfonsín en otras Pascuas, con "la casa está en orden", algo así como un eufemismo pero que sirvió para llevar alivio.
Quilmes necesita ganar para ahuyentar todos los fantasmas que aparecieron una semana atrás ante el de Junín, que ganó, goleó y gustó en el Centenario. Una nueva derrota será una puñalada al corazón del técnico y del plantel, con un futuro preocupante.
En ese sentido, el trabajo de la semana apuntó a cambiar las cosas. ¿Podrá Quilmes decir que la casa está en orden?
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