Marzo ya está en marcha y con él toda la arquitectura de un año electoral, que tendrá su primer examen el 26 de abril, cuando se realicen las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias) en la ciudad de Buenos Aires.
Habrá comicios en todo el país en los distintos meses posteriores, y en agosto serán las PASO a nivel nacional.
El gran sueño nacional es que se puedan vivir debates entre los candidatos, como en cualquier país democrático del mundo, algo que no se produce desde hace muchísimo, mucho más agravado en la última década.
Porque cuando se habla de debate, no se trata sólo de que participen los candidatos de la oposición sino también los oficialistas. Para que cada parte diga su verdad, cuenta lo que piensa hacer de llegar al gobierno y difunda sus ideas. De manera tal que del disenso y del debate se puedan sacar conclusiones a la hora del voto.
Son sueños que ojalá tengan concreción en el transcurso del año, más allá de lo difícil que resulta que los candidatos oficialistas se presten a participar.
Desde el periodismo vale añorar que vuelvan las conferencias de prensa, con todas las de la ley y no acotadas a un monólogo, no sujeto a la pregunta o a la repregunta.
Asimismo cabe soñar con que el jefe de gabinete cumpla con su deber constitucional, de asistir a las Cámaras, a cada una por mes, para dar un cuadro de la situación del país y responder a las preguntas de los legisladores.
En fin, son sueños que se acunan este año electoral y si se concretan se podrá mejorar la calidad institucional, últimamente tan vapuleada, sobre todo por la incursión del Poder Ejecutivo en el Poder Judicial, y la poca independencia del Poder Legislativo.
Todos estos males deberán ser resueltos y corregidos en este año electoral, para lo cual será fundamental que el ciudadano asuma la responsabilidad de lo que significa votar.
Porque cuando se habla de debate, no se trata sólo de que participen los candidatos de la oposición sino también los oficialistas. Para que cada parte diga su verdad, cuenta lo que piensa hacer de llegar al gobierno y difunda sus ideas. De manera tal que del disenso y del debate se puedan sacar conclusiones a la hora del voto.
Son sueños que ojalá tengan concreción en el transcurso del año, más allá de lo difícil que resulta que los candidatos oficialistas se presten a participar.
Desde el periodismo vale añorar que vuelvan las conferencias de prensa, con todas las de la ley y no acotadas a un monólogo, no sujeto a la pregunta o a la repregunta.
Asimismo cabe soñar con que el jefe de gabinete cumpla con su deber constitucional, de asistir a las Cámaras, a cada una por mes, para dar un cuadro de la situación del país y responder a las preguntas de los legisladores.
En fin, son sueños que se acunan este año electoral y si se concretan se podrá mejorar la calidad institucional, últimamente tan vapuleada, sobre todo por la incursión del Poder Ejecutivo en el Poder Judicial, y la poca independencia del Poder Legislativo.
Todos estos males deberán ser resueltos y corregidos en este año electoral, para lo cual será fundamental que el ciudadano asuma la responsabilidad de lo que significa votar.
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