MEMORIA

Hoy es el Día Nacional de la Memoria, la Verdad y la Justicia, y por tal motivo se han realizado distintos actos conmemorativos en todo el país. Lamentablemente, en Capital hubo dos actos simultáneos, uno organizado por el kirchnerismo y otro, por los partidos de izquierda.
Evidentemente, un hecho convocante como éste no debería tener divisiones o distintas miradas. Porque lo que se busca es recordar aquel 24 de marzo de hace 39 cuando los militares irrumpieron abruptamente en el poder, derrocando al gobierno democrático de Isabel Perón e iniciando la dictadura más brutal que vivió el país en toda su historia.
Hubo cinco golpes de Estado antes del de 1976 -el primero con el general Uriburu derrocando al presidente constitucional Yrigoyen- y el que se recuerda hoy fue el más cruento, con una cantidad tremenda de desaparecidos, detenidos, torturados.
En el 83 llegó la democracia para quedarse definitivamente, con los juicios a las juntas militares en los primeros años del gobierno de Ricardo Alfonsín, con el Nunca Más -palabras pronunciadas por el fiscal Strassera- que sintetizaban el pensamiento del pueblo argentino para que Nunca Más, vale repetirlo, se dé una situación como la de la dictadura.
Vale recordar que se formó la CONADEP (Comisión Nacional de Desaparición de Personas), que estuvo escuchando testimonios de sobrevivientes de la tragedia.
Las leyes de punto final y de obediencia debida, durante el gobierno de Carlos Menem, pusieron freno a las decisiones de los juicios, pero el kircherismo tomó a los derechos humanos como bandera para que los que cometieron delitos de lesa humanidad no quedaran impunes, logrando la derogación de aquellas leyes.
Hoy se cumplen 39 años del trágico golpe militar, con una democracia que ya lleva más de tres décadas y que prácticamente se ha instalado en el corazón de los argentinos.
Seguramente falta curar las heridas de la democracia con más democracia, como decía Bartolomé Mitre, pero lo importante es que este sistema está firme, sin fisuras -resultaba casi risueño escuchar argumentos de "golpe blando" o "acción destituyente" en el caso del fiscal Nisman, fundamentalmente porque las condiciones y la realidad son totalmente diferentes- y que el ciudadano tiene el arma del voto para seguir marcando los pasos de la historia.
Hoy más que nunca hay que ponerse de acuerdo, buscando romper la sintonía de los que parecen definir las cosas con grietas, con el famoso esquema de amigo-enemigo, pensando que la Argentina, una Nación que envuelve a todos está destinada a hacer sonar las sirenas de la grandeza.

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