DISCURSO

Concluyó el discurso de la señora presidente, Cristina Fernández de Kirchner, quien durante casi cuatro horas expuso ante la asamblea legislativa, en el recinto de la Cámara de Diputados de la Nación.
De esta forma se puso en marcha el año legislativo, cumpliendo con el precepto constitucional.
La novedad de este discurso estuvo en que fue el último de la primera mandataria ante los legisladores, ya que el 10 de diciembre debe dejar el lugar al nuevo presidente, que los argentinos vamos a elegir este año.
Como ocurre en estos casos, la mayor parte de la palabra presidencial estuvo destinada a mencionar logros de estos casi doce años de gobierno, primero a través de su marido, desde el 25 de mayo de 2003 y luego, con ella, elegida en el 2007 y nuevamente en el 2011.
Una nutrida cantidad de militantes poblaron las adyacencias del Congreso Nacional, respondiendo con aplausos a cada afirmación de la presidente sobre logros.
No hubo demasiados anuncios, en todo caso alentó para que sea alguien que continúe el modelo a fin de mantener este rumbo.
Uno de los anuncios más importantes fue la decisión de estatizar los ferrocarriles. En ese sentido el ministro de Transporte, Florencio Randazzo, ratificó que enviarán un proyecto al Congreso, aunque adelantó que desde mañana las concesiones de los servicios ferroviarios, de carga y de pasajeros, pasan al Estado.
También pidió que el tema Malvinas pase a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ante la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de cerrar la causa. La presidente explicó que el tema de las torturas de los soldados que combatieron en las islas no podía ser cerrado, y por eso pidió que se concurra al organismo jurídico internacional.

La AMIA

En algún momento del discurso, CFK se refirió al caso AMIA, basándose en carteles que portaban algunos legisladores. Enfática y repetidamente la mandataria sostuvo que nunca se olvidó de la AMIA, explicó que comenzó a hablar del tema al poco tiempo del atentado y pidió que no se olviden también del atentado a la embajada de Israel, porque los muertos en esa ocasión tenían tanto derecho como los de la AMIA en la necesidad del recuerdo y de la justicia para que se pueda saber alguna vez quiénes fueron los autores.
Asimismo, dio una nueva versión del caso Nisman, señalando que había recibido información del juez Rafecas, que sirvió para apuntalar la decisión del magistrado de rechazar la denuncia del fiscal fallecido, por la que había documentos en la caja fuerte de Nisman, acercados por su secretaria, en los cuales el fiscal pensaba concurrir al Consejo de Seguridad, y donde explicaba una posición totalmente diferente a la de acusar  a la presidente y a sus funcionarios. "¿Con cuál de los dos Nisman me quedo?" se preguntó CFK.
Quedaron fuera de discurso una serie de temas de actualidad, que no trató, como la inseguridad, la inflación, las cifras de desempleo, la marginalidad, etcétera.
La presidente tomó al final un recorte del diario La Prensa, donde la oposición hablaba de las expectativas del discurso que iba a pronunciar en el Congreso. Según el medio la oposición pensaba que CFK no les iba a dejar un país cómodo. Con esta base CFK respondió a la nota: "Claro que no les vamos a dejar un país cómodo a los dirigentes, sí les vamos a dejar un país más cómodo al pueblo, que es lo que me interesa".
Quedó flotando en el ambiente que nuevamente CFK habló para su gente, que la aplaudió varias veces y se olvidó del resto de los argentinos. En ningún momento llamó a la unidad, expresó que los acuerdos con China tienen su fundamento en que hoy el mundo pasa por el país asiático y se preguntó qué le tememos a los chinos.
Como siempre el kirchnerismo dio su relato, y en el caso de CFK, puede resumirse en un adiós al Congreso en la apertura de sesiones extraordinarias, pensando en una Cristina en el país de las maravillas.
Por supuesto, es un año electoral y finalmente será el pueblo a través del voto el que en su momento dará su veredicto.

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