NISMAN, UNA SEMANA


Aunque parezca increíble, ya pasó una semana desde el asesinato, suicidio o suicidio inducido del fiscal Nisman en su departamento de la torre Le Parc, en Puerto Madero.
Ha sido una semana intensa, alucinante, cargada de información, con dimes y diretes, en un enero especial para el gobierno, para la Argentina y para el mundo.
Ahora volvió a tomar cuerpo la versión de que el disparo fue a un centímetro de la cabeza de Nisman, lo que abonaría la teoría del suicidio. Si eso se comprueba, pondrá otra vez en jaque a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que primero habló de suicidio y 48 horas más tarde, vía facebook, aseguró que era un homicidio. Aclaró que no tenía pruebas, pero que estaba convencida del homicidio. ¿Si se comprueba el suicidio, cómo saldrá la presidenta a justificarlo?
La primera mandataria se transformó en una comentarista de la realidad en este caso, como poniéndose afuera de su responsabilidad, cuando el fiscal muerto había denunciado a la propia presidenta, al canciller y a otros funcionarios de embarrar la cancha en el caso AMIA, haciendo pactos con los mismos iraníes, a quienes al principio se acusó de participar de ese atentado de hace más de dos décadas.
Así las cosas se han escrito ríos de tinta, los programas de televisión inundaron la pantalla de conjeturas, versiones, encuestas, etcétera. Incluso los propios programas deportivos o columnistas deportivos -el caso de Gonzalo Bonadeo y Hugo Asch, en el diario Perfil- pusieron especial énfasis en dar importancia al suceso que está conmoviendo al país en un año electoral.
Tanto anoche, en el programa de Mirtha Legrand de los sábados como el de este mediodía, el centro estuvo en el caso Nisman.
Anoche cenaron con la experimentada conductora, los periodistas Mario Massacesi y Nicolás Winazky, la diputada nacional Patricia Bullrich, la actriz Mónica Ayos y cantaautor Axel. Hoy fue el turno de la diputada nacional Lilita Carrió, el actor Oscar Martínez, su esposa Marina Borenstein (hija del inolvidable Tato Bores), la artista Noelia Pompa, el dirigente y escritor Miguel Bonasso y la comica Fátima Florez.
En las dos oportunidades el tema Nisman se trató ampliamente, desde la visión casi apocalíptica de la diputada Carrió hasta la preocupación de Bonasso, quien aseguró que en su momento había denunciado al hombre de inteligencia, Stiusso, ahora convertido en una especie de enemigo público número 1, después de que fue echado de la ex SIDE hacia fines del año pasado (Vale aclarar que Stiuso estaba en los servicios de 1972 y fue fundamental su relación con los Kirchner en estos últimos diez años, hasta que hubo una movida en la ex SIDE y fue desplazado, pero sabe mucho y eso preocupa).
La República debe recuperar sus instituciones, es el mensaje que mejor calza en estos momentos, con la división de poderes como columna vertebral. Para eso cada poder deberá ocuparse de sus funciones,  Constitución mediante. El Poder Judicial deberá actuar sin intromisión del Ejecutivo, el Congreso deberá retomar su rol y dejar de ser dependiente del Ejecutivo -no se puede hablar de escribanía porque eso sería humillar el rol del escribano- y el Ejecutivo tendría que limitarse a gobernar.
La República necesita hoy más que nunca que se esclarezca el caso Nisman -para quebrar el escepticismo reinante en la población, porque las encuestas hablan de que la mayoría de la gente cree que nunca se va a saber la verdad- y que todos los responsables del manejo de la cosa pública se den cuenta de que deben dar el ejemplo.
Por supuesto, es un año electoral y como siempre se dice en estos casos es el pueblo con su voto el que define el futuro de la Nación. Pero con confusión e incertidumbre le cuesta al hombre del llano sacar conclusiones.
Oficialismo y oposición deben ponerse los pantalones largos.

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