QUILMES

Quilmes perdió con Ríver 1 a 0 -golazo de Sánchez sobre el final del partido- y cerró una campaña pésima en cuanto a resultados en la primera división, con apenas 12 puntos sobre 57 posibles.
Llegó a este partido con el arrastre de todos los males que lo aquejaron a lo largo del certamen, llámese lesiones, improvisaciones, falta de recursos, ajuste de presupuesto, deudas, etcétera.
El técnico Pablo Quattrocchi dejó el cargo en la penúltima fecha, tras la caída en La Plata con Gimnasia y para este encuentro ante un River, que podía ser campeón, el técnico fue el ex arquero Marcelo Pontiroli.
¿Quién se hubiera imaginado que en la última fecha el Cervecero iba a tener técnico por un partido, con el debut de un delantero como el pibe Demelchiori junto al paraguayo Fernández, llegado de Independiente, pero que defraudó?
Lo cierto es que Quilmes hizo lo que pudo, controló a River y sólo sucumbió sobre el final porque apareció la jerarquía del uruguayo Sánchez para concretar un golazo.
Después, lo de siempre. No pudo terminarse el encuentro porque los inadaptados de siempre no lo dejaron. Durante el encuentro hubo pirotecnia por doquier, arrojada sobre todo en el segundo tiempo al arquero Barovero. El árbitro, Patricio Loustau, debió parar las acciones en dos oportunidades.
Quilmes terminó el año lo peor posible. Con la mirada puesta en barajar y dar de nuevo. Se repite que vuelve Caruso Lombardi como técnico.
Se habla de 14 jugadores que no seguirán y ya se echan a rodar nombres de eventuales incorporaciones, si llega el verborrágico DT.
El próximo torneo, que empieza en febrero y se extenderá durante todo el año, tendrá 30 clubes participantes, jugando todos contra todos en una sola rueda, más una fecha de clásicos.
Quilmes tendrá que hacer una buena campaña para mejorar el pobre promedio que le quedó y sobre todo para borrar todos los infortunios que arrastró en este torneo, con apenas dos victorias y tres empates, y
11 derrotas.
La gente, los de siempre, ha mantenido una admirable fidelidad al equipo, y por fin pareció entender que la mirada debe estar puesta en los dirigentes, que no cambian (Aníbal Fernández, José Luis Meiszner) y que siguen produciendo desaguisados.
El sábado 20 habrá asamblea en el club, por el tema del eventual fideicomiso, una figura que se espera concretar para afrontar el enorme pasivo que tiene la institución, pero que tiene muchas objeciones por parte de la oposición, a tal punto que ayer en el Centenario, además de los insultos a Fernández y Meiszner, se escuchó aquello de que "Quilmes no se vende".

¿Y el operativo?

Hubo supuestamente 300 efectivos policiales para este partido y la pregunta que vale hacerse es si el operativo falló, porque sorprendió la cantidad de pirotecnica que se ingresó.
También, la libertad con que se manifestaron los tanto mal le hacen al club, que terminaron encendiendo serpentinas en la zona detrás del arco que en el segundo tiempo defendió Barovero.
Además, de testimonios en las radios locales, se supo que hubo muchos robos en la zona del estadio. Incluso un socio denunció que cuando regresó a su vehículo, le faltaba dos ruedas, y cuando fue a hacer la denuncia a la comisaría tercera, no se la tomaron (al día siguiente pudo hacerla, pero no en la comisaría sino en otro local de la calle Bolivia).
El decano del fútbol argentino bajó la persiana a otra perfomance negativa, que no es más que la resultante de la falta de proyectos, o por lo menos, el desconcierto con que se maneja el club, que de pronto se habla de proyecto con los pibes de las inferiores, y luego se tira por la borda esa posibilidad.
De los testimonios recogidos, resulta lamentable que no se le pague a los empleados desde hace meses, que no se dé a las inferiores los elementos mínimos para desarrollar su actividad -eso se pagó con la frustración en todas las categorías de inferiores- y en suma, da verguenza ajena que el Decano del fútbol argentino muestre un rostro triste y deplorable, que obliga a los socios a tomar conciencia de la necesidad de pedir explicaciones a los responsables de este desastre.
Ojalá el año 2015 sirva para que cambien las cosas y se maneje el club con el sentido común, que por ahora sigue siendo el menos común de los sentidos.


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