Se cumplen 31 años del retorno de la democracia, cuando asumía un día como hoy el doctor Raúl Alfonsín la presidencia de la Nación, por los comicios del 30 de octubre anterior. En esa oportunidad con el partido radical, el hombre de Chascomús le ganó al doctor Italo Argentino Luder, que representaba al peronismo y que sufrió las consecuencias de la quema del cajón por parte de Herminio Iglesias.
En estas tres décadas y un año más, la democracia se ha ido afirmando, algunas veces con falencias, pero fundamentalmente con la necesidad imperiosa de demostrar que es el único sistema de gobierno viable.
Los años de Alfonsín y el radicalismo sirvieron para afirmar las instituciones. Fue el gobierno de la reivindicación de los derechos humanos, con el juicio a las juntas y el castigo a los culpables, en un juicio histórico e inédito en el mundo por el que fueron condenados los principales responsables del mayor genocidio que vivió el país, desde 1976 hasta principios de los 80.
Luego vino el menemismo, la revolución productiva, la frivolidad y el neoliberalismo, con desocupación, pérdida de puestos de trabajo, cierre de fábricas y de ramales, dejando un tendal a su paso.
El ensayo de la Alianza, formada para voltear al menemismo, no pudo o no supo aprovechar el envión y terminó yéndose mucho antes, con el fracaso del presidente De la Rua, la renuncia del vice Chaho Alvarez y la sensación de incertidumbre y de repulsión a la política y los partidos políticos.
En el 2003 llegó el kirchnerismo, con Néstor a la cabeza, que instaló la recuperación del rol de la política, la militancia, la mística, pero tropezó con un pecado que se fue agravando durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, como la acentuación de la corrupción, la falta de transparencia y la impunidad como moneda de cambio.
Así las cosas CFK ingresa en su último año de gobierno -ya lleva siete al frente del país- con la sensación de haberse perdido algunas cosas, ganado otras -sobre todo en materia de solidaridad, justicia social, mejor distribución de la riqueza- aunque todavía está pendiente establecer como meta la honestidad.
Hay persecución a los jueces que se atreven a investigar al poder, de todas maneras como ocurre en los últimos tramos de un gobierno que se va, desde el Poder Judicial aparecen quienes están dispuestos a mostrar una justicia más independiente, que se atreve a juzgar al vicepresidente y sus desmanejos y que también mete mano en la fortuna presidencial, que creció exponencialmente en estos últimos diez años.
Democracia de tres décadas y un año es democracia joven. Falta mucho camino para recorrer y para obtener la solidez indispensable. Entretanto habrá sacudones, movimientos, sensaciones, lo que no queda en duda es que es único sistema viable, y como decía Bartolomé Mitre las heridas de la democracia se curan con más democracia.
Feliz cumpleaños, democracia.
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