ADIOS A QUATTROCCHI

Finalmente, Pablo Quattrocchi no dirigirá al Cervecero el partido final del torneo, cuando Quilmes reciba a un River, que apostará sus últimas fichas para quitarle el título a Racing (la Academia recibirá a Godoy Cruz). Los dos encuentros serán el domingo 14 de diciembre a las 20.30.
Recordemos que Racing es líder, con dos puntos de ventaja sobre Ríver. Si Rácing gana será campeón, lo mismo si Ríver no gana.
Al millonario sólo le queda la esperanza de ser campeón si gana y Racing pierde, en tanto que si el Millonario gana y la Academia empata, habrá desempate.
Así las cosas, Quilmes arrastra el calvario de un torneo que le fue bastante adverso, y que una fecha antes del final lo dejó sin técnico.
En realidad, a Quattrocchi se le pidió que dirija hasta el último partido, pero sus declaraciones no cayeron bien en la dirigencia, que finalmente decidió echarlo y en su lugar estará el entrenador de la cuarta, Marcelo Pontiroli.
Si bien todavía falta bastante para ese encuentro final -River empató anoche con Nacional de Medellín y el próximo miércoles recibirá a los colombianos, buscando la Copa Sudamericana- la realidad muestra un final no deseado en este proceso que encabezó Pablo Quattrocchi.
Se juntaron todos los planetas para que la campaña no sea buena, con apenas dos victorias, tres empates y nada menos que diez derrotas, con 12 puntos sobre 54 posibles, y con la circunstancia más que probable de que tampoco pueda sumar en el encuentro final, porque River todavía tiene chances de título y además a priori es mucho más que este frágil Cervecero.
Quattrocchi se despachó en conferencia de prensa, poniendo sobre el tapete todos los problemas que debió soportar en este ciclo, tanto económicos como deportivos, producto de la austeridad que marca la situación catastrófica del club, con un pasivo que supera los 200 millones de pesos.
Días antes se había ido del club, dando un portazo, el entrenador de la sexta, Gonzalo Tola González, quien en charla con los medios locales brindó un panorama terrible de la situación de las inferiores, el estado del predio, las deudas, y los malos manejos, poniendo como ejemplo el hecho de que el futbolista Boghossian se había llevado seis millones de pesos... y los empleados no cobran sus haberes desde julio.
Así las cosas, Quilmes vive un momento aciago en su historia, una crisis más de las tantas que se han dado en los últimos tiempos, y que generan incertidumbre, bronca, desazón.
Se habla de un grupo inversor, para hacerse cargo del pasivo del club y quedarse con porcentajes de jugadores juveniles -en ese sentido habrá asamblea de representantes el 20 de diciembre-, se dice que el nuevo cuerpo técnico significará la vuelta de Ricardo Caruso Lombardi, hoy a un paso de ascender a la primera B Nacional con Tristán Suárez (el hombre fuerte del club de Ezeiza, el ministro de seguridad bonaerense, Alejandro Granados, aseguró que si Tristán asciende, Caruso sigue allí, aunque fuera el Barcelona el que lo pida), y alguna otra versión sostiene que en el caso de que no sea Caruso, se puede apuntar a otro retorno, el de Omar De Felippe.
Quattrocchi dijo estar dolido por el mal trato y el incumplimiento de la promesa de llevar adelante un proyecto a largo plazo -su contrato vencía a fines de diciembre del año próximo- y la respuesta de los directivos fue acelerar la salida.
Sin duda, Pablo Quattrocchi, un técnico joven, con corazón quilmeño, sabrá aquilatar esta experiencia del mundo Quilmes -un club en el que se formó de chico y llegó a primera división, para luego saltar a Estudiantes, San Lorenzo, y el fútbol internacional en el Wolfsburgo, de Alemania y en el Necaxa de México, y todo lo vivido le servirá para seguir su carrera en otra institución.
No merecía este trato, sin embargo él sabe lo que es este Quilmes de las últimas décadas, con una dirigencia que se ha cansado de cometer errores. Pese a ello siempre el hilo se corta por lo más delgado.

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