QUATTROCCHI

Pablo Quattrocchi sigue como técnico de Quilmes. Pese a la mala campaña el conductor reconoció que decidió seguir porque se trata de Quilmes, club del que es hincha y en el que se formó como futbolista, para luego pasar por Estudiantes de La Plata, San Lorenzo, el Wolfsburgo de Alemania y el Necaxa de México.
A los 40 -los cumplió en enero- PQ sabe que este desafío es muy duro, porque debe enfrentar una serie de problemas que hacen a las finanzas del club, la deuda con los empleados, el presupuesto austero, etcétera.
En medio de ese mar de obstáculo continua poniéndole el pecho a las balas, con la fe intacta, esperando que el equipo recupere la memoria, precisamente esa que se perdió desde aquella goleada sobre Arsenal en el Centenario, 4 a 0, que ahora parece estar a años luz pero que no fue hace demasiado tiempo.
Pasaron muchas cosas, en general negativas y hay que inflar el pecho para enfrentar lo que viene con el optimismo indispensable a fin de terminar este torneo lo mejor dentro de lo posible. Faltan seis fechas, o sea 18 puntos en juego y hay que sacar todo lo que se pueda.
Lógicamente en este momento parece impensado suponer que se puede lograr, por ejemplo, el 50 por ciento de los puntos en juego, o sea dos victorias, tres empates y una derrota, para revertir radicalmente el presente.
Por otra parte, baste mencionar la talla de los rivales: en el Centenario tendrá que vérselas con Vélez, el próximo sábado 1 de noviembre, con Rácing y con River, en la última fecha -podría ya ser campeón el Millonario y eso sería un aliciente para los sueños Cerveceros- y de visitante tendrá que ir a Bahía Blanca para cotejar con Olimpo, a Peña y Arenales para visitar a Bánfield y al bosque platense para enfrentar a Gimnasia -que buscará sacarse la espina que significó la pérdida del título precisamente ante Quilmes, que como contrapartida se quedó en primera-.
En fin, un fixture tan o más difícil del que tuvo hasta ahora, con el agravante del bajo promedio, el fantasmas del descenso que comienza a aparece -pese a no haber descensos en este torneo- y los rumores de un grupo inversor que podría hacerse cargo de las finanzas del club para achicar la importante deuda que el QAC (del orden de los 200 millones de pesos) y consecuentemente el tema futbolistas y cuerpo técnico según la mira de ese grupo. Con el agregado de la protesta de un grupo de socios que "quieren saber de qué se trata", amén de los empleados que siguen penando para cobrar sus magros haberes (recién percibieron el sueldo de junio).
Quilmes, el decano del fútbol argentino -el miércoles se cumplirán 36 años de su máximo título en primera división, el Metropolitano 78- continua sumando cuitas en su largo historial, con historias repetidas que parecen no tener fin.
Sólo mantiene la fidelidad de sus socios y simpatizantes, que saben como nadie de penurias pero que mantienen la lealtad a la camiseta, más allá de los dirigentes y sus permanentes equivocaciones.
Alguien dijo que un club que tiene un presidente ausente (Aníbal Fernández), otro en las sombras que maneja los hilos (José Luis Meiszner, también mencionado por el oficialismo para ser candidato a la AFA el año próximo) no puede darse el lujo de andar bien.
El proyecto Quattrocchi, nacido de la austeridad y de la época de vacas flacas, sólo podrá cristalizarse si llegan los resultados, porque de lo contrario habrá que ver hasta cuándo el técnico puede soportar este presente. El lo dijo, y resume sin duda la realidad: sólo porque se trata de Quilmes y de su historia en el club le permite seguir siendo optimista. Pero, ¿qué pasa si no se le gana a Velez y/o después a Olimpo?
Habrá que ensamblar fuerzas, unir las partes y buscar lo mejor posible un futuro más promisorio, para que el fin de año no signifique la historia de siempre: soñar con el milagro de la permanencia en primera división.
Es cierto, el año próximo habrá un torneo de 30 y sólo bajan dos, de todas maneras hay que engrosar el promedio para que el infierno no queme las ilusiones de todos los hinchas que están bancando un presente del que Quattrocchi muy poco tiene que ver.

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