El equilibrio es el jugador que le está faltando a este Quilmes, de Pablo Quattrocchi, que por goles concretados está entre los más efectivos y por goles recibidos, es el más vulnerado del torneo de primera división, cuando se han disputado siete fechas.
Tiene 11 goles a favor y 14 en contra. Por eso, a la hora de un primer balance resulta positivo el tema goles, porque por primera vez en mucho tiempo tiene, a esta altura del certamen, dos goleadores ... con 3 tantos en su haber, como Brian Sarmiento y Gonzalo Klusener.
Pero la falla está atrás. Resulta destacado porque venía de mantener la valla invicta en los dos partidos anteriores, ante Tigre y Arsenal, y ahora sufrió en una sola noche la friolera de cinco caídas, dos de ellas de penal, y las restantes con fallas defensivas notorias, llámese el zaguero Martínez, el arquero Dulcich y/o el lateral Lucas Suárez.
Esos los problemas que deberá resolver Pablo Quattrocchi de cara a lo que viene, ante Lanús en el Centenario y Boca en la Bombonera.
Todavía se vive el partido de anoche donde se conjugaron múltiples factores para hacerlo atractivo, desde las variaciones del resultado hasta las polémicas por las decisiones del árbitro, incluído el asistente Scime (su padre fue árbitro), quien fue maltratado por el uruguayo Sebastián Martínez y finalmente fue informado con tarjeta roja.
Cuando Independiente se puso 3 a 1, parecía el final y la posibilidad de una goleada histórica del Roja. Pero los dirigidos por Quattrocchi, con los cambios realizados, complicaron al Diablo y llegaron al empate, cuando el reloj marcaba 40 minutos del complemento.
Antes habían quedado para el análisis múltiples polémicas, como la mano de Suárez cobrada como tiro libre cuando todo hizo suponer que fue dentro del área, otros dos penales no cobrados por Echenique -sobre Scifo y Klusener- y mucho más, como para que aquéllos que pregonan la tecnología para resolver los interrogantes tuvieran su festival... eso sí, hubiera hecho que el partido se extendiera muchísimo más de lo normal.
Faltaban 5` y Quilmes empataba lo que parecía imposible. Adrián Di Blasi, el relator, reconoció su favoritismo por cerrar los partidos en esas instancias. Quilmes no lo hizo, siguió abierto al futuro del encuentro y pagó caro su audacia. Aunque, vale reconocerlo, que después del cuarto gol de Independiente en el minuto 45, tuvo su ocasión Klusener y Diego Rodríguez -el arquero goleador vía penales- dijo no.
El quinto tanto fue la yapa para que los hinchas del Diablo desataran la locura. Quilmes estaba jugado al ataque y al igual que en el encuentro con San Lorenzo, se descuidó atrás y el local no tuvo inconvenientes en meterse en el arco con pelota y todo, tras sortear Mancuello al arquero Dulcich.
Quedó en las imágenes la sensación de un partidazo, con todos los condimentos para justificar los diez puntos de rating en la noche del sábado, frente a las otras opciones, como los 8 Escalones de Canal 13.
De aquí en más, Quilmes deberá analizar los errores y ajustar las piezas porque se viene un Lanús que suele aprovechar al máximo las deficiencias del rival, y que por otra parte viene ejerciendo supremacía en sus enfrentamientos con los Cerveceros, incluso su gente toma este partido como un clásico, como ocurrió días pasados con Arsenal (ojalá el resultado final se parezca mucho más a ese encuentro con los del Viaducto).
Quilmes necesita equilibrio en el medio, para que su voracidad ofensiva encuentre compensación en el tema defensivo, desde el arquero hasta la línea de cuatro.
Para eso habrá que armar con mayor solidez al medio juego, que extraña sobremanera la ausencia de Rodrigo Braña, aparentemente con posibilidades de volver, pero recién en la Bombonera. Mientras tanto el técnico tendrá que ajustar las piezas para no sufrir otra vez como anoche, con un Rojo flojo atrás que arriba desnudó todas las fallas habidas y por haber en el Cervecero.
Con un torneo donde no importa el descenso, porque no lo hay, lo importante será seguir armando el equipo porque lo ideal es sumar lo mejor posible, para que en el torneo de los 30 equipos, Quilmes pueda ser animador, lejos de tener que mirar las cosas bien abajo.
Tiene 11 goles a favor y 14 en contra. Por eso, a la hora de un primer balance resulta positivo el tema goles, porque por primera vez en mucho tiempo tiene, a esta altura del certamen, dos goleadores ... con 3 tantos en su haber, como Brian Sarmiento y Gonzalo Klusener.
Pero la falla está atrás. Resulta destacado porque venía de mantener la valla invicta en los dos partidos anteriores, ante Tigre y Arsenal, y ahora sufrió en una sola noche la friolera de cinco caídas, dos de ellas de penal, y las restantes con fallas defensivas notorias, llámese el zaguero Martínez, el arquero Dulcich y/o el lateral Lucas Suárez.
Esos los problemas que deberá resolver Pablo Quattrocchi de cara a lo que viene, ante Lanús en el Centenario y Boca en la Bombonera.
Todavía se vive el partido de anoche donde se conjugaron múltiples factores para hacerlo atractivo, desde las variaciones del resultado hasta las polémicas por las decisiones del árbitro, incluído el asistente Scime (su padre fue árbitro), quien fue maltratado por el uruguayo Sebastián Martínez y finalmente fue informado con tarjeta roja.
Cuando Independiente se puso 3 a 1, parecía el final y la posibilidad de una goleada histórica del Roja. Pero los dirigidos por Quattrocchi, con los cambios realizados, complicaron al Diablo y llegaron al empate, cuando el reloj marcaba 40 minutos del complemento.
Antes habían quedado para el análisis múltiples polémicas, como la mano de Suárez cobrada como tiro libre cuando todo hizo suponer que fue dentro del área, otros dos penales no cobrados por Echenique -sobre Scifo y Klusener- y mucho más, como para que aquéllos que pregonan la tecnología para resolver los interrogantes tuvieran su festival... eso sí, hubiera hecho que el partido se extendiera muchísimo más de lo normal.
Faltaban 5` y Quilmes empataba lo que parecía imposible. Adrián Di Blasi, el relator, reconoció su favoritismo por cerrar los partidos en esas instancias. Quilmes no lo hizo, siguió abierto al futuro del encuentro y pagó caro su audacia. Aunque, vale reconocerlo, que después del cuarto gol de Independiente en el minuto 45, tuvo su ocasión Klusener y Diego Rodríguez -el arquero goleador vía penales- dijo no.
El quinto tanto fue la yapa para que los hinchas del Diablo desataran la locura. Quilmes estaba jugado al ataque y al igual que en el encuentro con San Lorenzo, se descuidó atrás y el local no tuvo inconvenientes en meterse en el arco con pelota y todo, tras sortear Mancuello al arquero Dulcich.
Quedó en las imágenes la sensación de un partidazo, con todos los condimentos para justificar los diez puntos de rating en la noche del sábado, frente a las otras opciones, como los 8 Escalones de Canal 13.
De aquí en más, Quilmes deberá analizar los errores y ajustar las piezas porque se viene un Lanús que suele aprovechar al máximo las deficiencias del rival, y que por otra parte viene ejerciendo supremacía en sus enfrentamientos con los Cerveceros, incluso su gente toma este partido como un clásico, como ocurrió días pasados con Arsenal (ojalá el resultado final se parezca mucho más a ese encuentro con los del Viaducto).
Quilmes necesita equilibrio en el medio, para que su voracidad ofensiva encuentre compensación en el tema defensivo, desde el arquero hasta la línea de cuatro.
Para eso habrá que armar con mayor solidez al medio juego, que extraña sobremanera la ausencia de Rodrigo Braña, aparentemente con posibilidades de volver, pero recién en la Bombonera. Mientras tanto el técnico tendrá que ajustar las piezas para no sufrir otra vez como anoche, con un Rojo flojo atrás que arriba desnudó todas las fallas habidas y por haber en el Cervecero.
Con un torneo donde no importa el descenso, porque no lo hay, lo importante será seguir armando el equipo porque lo ideal es sumar lo mejor posible, para que en el torneo de los 30 equipos, Quilmes pueda ser animador, lejos de tener que mirar las cosas bien abajo.
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