DE FLAVIA A ROQUE

Por Eduardo Menescaldi

Anoche en el Teatro Municipal de Quilmes, cantó Flavia Martínez, evocando a su padre, Roque, y presentando el CD que precisamente se llama Flavia Martínez Canta a Roque Martínez.
Fue una velada mágica, en la que la cantante presentó en toda su dimensión a su padre como cantante y compositor, recreando los temas que en vida Roque dejó para la posteridad.
Hubo momentos de auténtica emoción, sobre todo con los temas que compuso Roque en su gran mayoría con Marcelo Berbel, y ese hermoso Adagio de la espera, de Roque y José Larralde, escrito por el Pampa de Huanguelén cuando su esposa esperaba un hijo y estaba embarazada de seis meses.
Flavia prefirió apoyarse en algunas canciones en la grabación de su padre, que contaba el génesis de los temas. Como esa magnífica pintura del pan hecho al horno de barro, en la casa de la abuela, esa que le decía al pequeño Roque: no toque el pan, porque si no no va a crecer.
Una de las canciones -Ella es el motivo de mi vida- fue dedicado a su esposa Blanca, la madre de Flavia, y comienza diciendo "Ella es como el sol de enero en pleno invierno/ Es mi faro en el mar/ fresco manantial en mi destino...".
Amor ausente, una marea -un ritmo muy popular en la Córdoba natal de Roque- también del padre de Flavia en letra y música sostiene que "amor es arrullo tu voz/Amor es tu cuerpo canción/ Canción de amor que floreció/ prendida a una ilusión/ con la dulzcura de tu voz y tu mirar...".
Muchos de los temas Roque los hizo con Marcelo Berbel como la chamarrita Pajarito carpintero, descritpo con el "pico largo y afilado/ traje negro de etiqueta y gorrito colorado/ Madrugador de los montes/ carpitnero de mi pago/ ojos de uvita silvestre y gorrito colorado...".
Flavia también cantó Cóndor macho, zamba de Roque y Marcelo Berbel, donde se cuenta la historia de ese cóndor que había recalado en un pueblo, El Añelo, para pasar sus últimos días, sin embargo un cazador impiadoso e ignorante le quitó la vida con su escopeta. Por eso recomienda al cóndor "No vayas para los llanos/ Ni bajes hasta El Añelo/ porque los hombres no saben/ de estar tan arriba y envidian tu cielo/ Yo cobro altura en la copa/ Y me alzo en la idea siguiendo tu vuelo...".

El Horno

Uno de los temas más emblemáticos de la dupla Martínez-Berbel (Flavia se tomó la licencia que serían algo así como Lennon y Mc Cartney, salvando las distancias) es el horno, en el que describe el camino del pan.
"Esta mañana hice fuego en el horno/ de mi rancho/ Que allá en el fondo del patio/ parece un nido de hornero/ Puse chamisas primero, después/ molle y uña e gato/ Y mientras iba esperando que el horno entrara en calor/ ensillé un madrugador, y me le prendí al amargo.
"La boca abierta del horno parecía respirar/ por ella pude tantear de su interior al rescoldo/ y como siempre lo aromo le puse paico y romero/ después barrí con esmero las hojitas chamuscadas/ pensando en la nueva horneada y el perfume del pan nuevo.
"En una vieja batea el pan de la cocina/ Con un mantelito encima de la masa blanca y fresca/ Es una costumbre añeja dejar que vaya leudando/ y que cruda esté formando lo que ha de ser el pan nuestro/ Porque con todo respeto, creo que Dios anda horneando.
RECITADO
"Calculé justito el tiempo y lo saqué flor y flor/ doradito, igual que el sol una mañana de enero/. Se portó el nido de hornero, con su bostezo caliente/ que escapó desde su vientre cuando fui a espiar el pan.
"El cual no quise probar sin antes llamar a mi gente/ Vinieron mis tres cachorros, también vino mi mujer/ a probar el pan aquél recién salido del horno/ Hubo ojitos con asombro cuando partí el pan humeante/ que repartí no sin antes contemplarlo entre mis manos/ recordando a mis hermanos y un gesto igual de mi padre.
"Ahora el horno está vacío, pichecito lomo hinchado/ bendito barro tostado redondito, dulce y tibio/ destino final del trigo que con la espiga me da/ por la harina la bondad que el honor oscuro convoca/ Yo que le quemo la boca, y él después besa mi pan".
También Berbel en la letra y Martínez en la música dejaron "Nuestro amor como en un cuento", una canción de amor maravillosa. "Era nuestro cariño como un cuento/ de aquellos que narraban las abuelas/ y que hacían soñar con primaveras en noches invernales junto a un fuego/ pero el cuento de amor que nos bridnamos/ no tuvo aquel final dulce y feliz/ era un cuento con lágrimas de ausencia/ era triste y empezaba así...
"Había una vez, dos que se amaban/ eran los dos un corazón/ que temblaba al influjo de la dicha/ como tiembla el rocío en una flor...".
La velada del Municipal contó asimismo con la actuación de la cantante surera de Berazategui, Lucía Ceresani, acompañada por Trabuco González en guitarra.
Colaboraron con la artista en guitarras Edgardo Lanfré, Diego Ferreyro y Sebastián Scotto, en algún tema como bombisto Horacio Freire.
Como cierre de la velada Flavia cantó Orgullo mío, la zamba con que Roque ganó el premio revelación Cosquín 1970, dedicado a su Córdoba natal (vale recordar que Roque Martínez integró el conjunto Los de Córdoba hasta 1969 y luego se lanzó como solista, ganando el festival).
En los bises pedidos por el público, que aplaudió a la cantante, Flavia cantó Luna cautiva, del Chango Rodríguez "una canción que le gustaba muchísimo a mi papá".
Roque dejó este mundo el año pasado, Flavia lo está descubriendo y tomando la posta para que la obra de su padre siga vigente. Dijo que lo seguirá haciendo "mientras me dé el cuero", y sin duda será la mejor manera de que el legado de Roque Martínez tenga plena vigencia. Y como los mejores vinos, cuando más añejo mejor, será simplemente cuestión de saborear los temas y entender su mensaje.
Julio Lacarra, director de música del municipio y también exitoso cantante argentino, de trascendencia internacional, estuvo anoche, disfrutó como todos y seguramente tuvo una cuota de emoción recordando al colega, en la voz de su hija.
PD: quien esto escribe tuvo la fortuna de estar como espectador, en esa madrugada de enero del Cosquín 70, cuando Roque Martínez se consagró revelación cantante Orgullo mío, un tema que compuso en tiempo récord y que le significó el reconocimiento de la plaza Próspero Molina y del mayor festival de folklore del país, en ese tiempo conducido por Julio Marbiz, con su histórico "!Aquí Cosquín.... capital del folklore!.

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