QUILMES

Se largó el torneo de Primera División y en Rosario, Quilmes no pudo con Central. Fue 3 a 1 porque el Canalla revirtió el resultado en un segundo tiempo que le fue favorable. En el primero Quilmes fue superior, justificó el triunfo parcial con el golazo del Pitu González, de tiro libre y con la ocasión que desperdició Hipperdinger -el palo dijo no- que pudo haber sentenciado el partido.
En el complemento, Central fue a dar vuelta la historia y lo consiguió a los 13 minutos vía el goleador Abreu, tras una avivada de Niell, que usufructuó un grueso error de Sebastián Martínez: pretendió dar el pase de cabeza al arquero Benítez, pero no advirtió la presencia de Niell, para que finalmente definiera Abreu.
De ahí en más se agrandó el local, ante el aliento de 40 mil hinchas, y se puso en ventaja con un golazo de Delgado, cuyo remate se desvió en el desafortunado Martínez, para dejar sin chance a Benítez.
Pudo igualar Quilmes rápidamente, sin embargo el palo le dijo otra vez nota, en esta ocasión por la acción de Klusener.
Jugado por la igualdad, el Cervecero se descuidó y Central liquidó el pleito sobre la hora con un buen gol de Acuña.
La pregunta que valía al final del primer tiempo era si Quilmes podría sostener el triunfo parcial, porque en esa primera etapa enmudeció al mundialista de Arroyito con un inteligente y por qué no audaz 4-3-3, sorprendiendo a Central y dejándolo prácticamente sin posibilidades de progresar.
En esos 45 minutos el Cervecero fue más, se puso en ventaja y tuvo una gran ocasión de aumento, que lamentablemente malogró Hipperdinger.
En el complemento las cosas variaron. Porque Quilmes se replegó, dejó crecer a Central que se fue con todo a buscar el empate. Y en este tipo de escenarios, lo importante es no equivocarse. El uruguayo Martínez no lo entendió así -su pase atrás al arquero fue fatal, y pareció infantil la excusa de que Niell fue vivo al pedir el balón- y llegó el empate de otro uruguayo, Abreu.
De ahí en más el visitante se limitó a sostener el empate. Llegó un nuevo error, esta vez en un saque lateral discutido, se descuidó el sector derecho de la defensa quilmeña y Delgado recibió sólo para fusilar a Benítez, ayudado por el impensado desvío, otra vez con el uruguayo Martínez y su mala fortuna.
Quilmes buscó la igualdad rápido a la carga Barracas y pudo ser vía Klusener, otra vez, como en el caso Hipperdinger, el palo lo evitó.
Central terminó disfrutando de la victoria, con la alegría de la multitud que lo acompañó, cerrando la historia con un tercer gol casi lógico por la apuesta quilmeña de matar o morir.
El martes volverá a jugar el equipo de Pablo Quattrocchi, en esta ocasión en Avellaneda, cancha de Racing, con Bánfield, que ayer también perdió de visitante, por la Copa Argentina. Y el domingo 17 a las 15.15 será el debut en el Centenario frente, precisamente, al vencedor del Taladro, Godoy Cruz.
El técnico Quattrocchi debe haber sacado conclusiones de esta primera presentación, destacando lo bueno y tratando de corregir lo malo, sobre todo por las dos caras que mostró el equipo, con la gran duda del segundo tiempo, si hubo decisión de replegarse o fue el propio Central el que con su ímpetu llevó al visitante a retroceder.
Nunca se pueden jugar 90 minutos como los primeros 45 del Decano, de todas maneras la decisión debe ser apostar a llegar a mantener un nivel similar la mayor cantidad de tiempo posible.
Se aprende de los errores, sirve para tapar los baches, y ahora ante Bánfield todo hace suponer que se mantendrá la gran base, con la casi segura ausencia de Klusener, quien salió lesionado y estuvo en duda hasta último momento, y la vuelta de Rodrigo Braña al medio, una vez cumplidas las fechas de suspensión.
El camino del torneo de Primera exigirá ajustes de piezas, en un equipo gasolero por excelencia, con predominio de jugadores del semillero y con elementos que están bastante lejos de la categoría de figuras.
No hay que olvidar el recorte presupuestario que adoptaron los directivos, porque las finanzas están flacas y las deudas son muchas, incluso llevaron a despedir a 19 empleados, lo que generó una ruidosa protesta del gremio, UTEDYC, y la vía de la conciliación obligatoria para tratar de hallar una solución.
En ese mar de incertidumbres Quilmes navega con este primer examen, que fue positivo en el primer tiempo y dejó brumas en el segundo, como para mirar el derrotero con la mano del timonel, a fin de recuperar el equilibrio y no dejarse llevar por las tormentas que siempre aparecen en estas situaciones.
De las voces que se escucharon a través de los programas de radio, con el hincha hablando en caliente -el uruguayo Sebastián Martínez fue el principal objetivo de las críticas, por aquello de que siempre es bueno encontrar un chivo expiatorio- se desprende que Quattrocchi va a tener que ser un buen piloto de tormentas en esta nueva función de capitán del barco. La nave venía bien en ese primer circuito, algo pasó para que cambie tanto en el segundo... Después de Puerto Rosario, vienen las escalas en Avellaneda, con Bánfield y en el propio Puerto Quilmes, con el mendocino que llega muy estimulado con la eficacia mostrada ante el citado Taladro.
Quilmes deberá aprender de esta primera lección que en Primera no se deben cometer errores, porque se pagan caro y las oportunidades que se generan deben ser aprovechadas, para no sufrirlas después.

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