AY, DELFINO

Germán Delfino no tiene buenas imágenes de los partidos que le tocó dirigir en Quilmes. Tiempo atrás sufrió el golpe de un botellazo -un proyectil arrojado desde la platea- que le impactó el hombro. Pero el hombre decidió seguir el partido que el Cervecero jugaba con River.
Ayer volvió a sufrir las consecuencias. Ganaba Quilmes 2 a 0, no parecía posible que Godoy Cruz descontara y de pronto el árbitro "vio" penal una jugada que desde la tribuna Omar Hugo Gómez dio toda la sensación de que no había pasado nada.
El supuso una falta de Carli a Garro, que después la televisión corroboró que no existió y ahí encarriló el partido hacia la bronca de los quilmeños -Ramírez concretó el tanto- porque enseguida Cosaro decretó el empate.
Quilmes se fue masticando la bronca, porque los tres puntos que tenía en el bolsillo se redujeron a uno solo, con todas las características de haberse ensañado las cosas contra el Decano, desde la lesión de Braña hasta el rápido empate mendocino.
A la salida del Centenario un espectador decía que estaba cerca de Quattrocchi cuando el técnico le preguntó al Chapu si podía seguir. La respuesta, según este hincha, fue positiva, lo que determinó que el técnico decidiera otro cambio, el tercero del equipo.
Poco después Braña sintió el esguince de rodilla y se retiró con toda la bronca a cuestas, dejando al equipo con 10 y facilitando la reacción del Tomba, por supuesto alentada por la macana de Delfino.
Hablando del penal cobrado, todos los medios coincideron en que fue un invento del árbitro, salvo excepciones, que hablaron de un penal dudoso.
Hay que aclarar que el periodista evalua en el campo de juego, no tiene la posibilidad de ver la acción repetida por la tele, y si eso se da, entonces puede tener mayores elementos para comprometer una opinión.
Así las cosas, el partido pasó, Quilmes dejó en casa lo que iba a ser su primera victoria y ahora debe apuntar todas las baterías para traerse los tres puntos de Florencio Varela.
Se viene un Defensa-Quilmes en primera, una especie de clásico zonal que dividía las aguas en cuanto a esta apreciación. De todas maneras, hay rivalidad, en el Halcón se toma este partido como un clásico y Quilmes tendrá que responder a las expectativas, demostrando que la mejoría de ayer no fue un espejismo.
Es cierto que faltará una columna vertebral como el Chapu Braña. Quattrocchi tendrá que armar un esquema, que conjugue equilibrio y eficacia.

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