Se cumplen hoy cuatro décadas de la muerte del general Juan Domingo Perón, el presidente de la Nación que ocupó el máximo cargo del país en tres oportunidades.
El fallecimiento lo encontró en pleno ejercicio del poder y lo sucedió su esposa, Isaben Martínez, quien no estaba en condiciones de conducir una Nación con muchos problemas y terminó siendo derrocada por los militares el 24 de marzo de 1976.
Perón marcó a fuego la historia argentino, y lo sigue produciendo, por más que no esté físicamente.
Desde aquel 1 de julio de 1974 -una jornada gris y lluviosa, que se repitió los días siguientes cuando cientos de miles de personas pasaron por el Congreso a dar el último adiós al general, todavía se recuerda la frase del doctor Ricardo Balbín en la despedida "este viejo adversario despide a un amigo"-mucha agua corrió bajo el puente, con la dictadura más salvaje que sufrio el país y que terminó en diciembre de 1983 con la asunción del presidente constitucional, el radical Ricardo Alfonsín.
Después fueron gobiernos peronistas que se instalaron en el poder, por elección popular, con Carlos Menem en dos mandatos, Eduardo Duhalde y los dos Kirchner, Néstor y Cristina, que sigue hasta el 10 de diciembre del año próximo. En el medio, la Alianza y sus ilusiones pronto frustradas con el desastre de diciembre de 2001, y la suma de presidentes en poco tiempo, como Rodríguez Saa, Puerta, el quilmeño Eduardo Camaño (un día) y finalmente, Eduardo Duhalde.
De todas maneras el peronismo, movimiento creado por el general se mantuvo en el poder durante la mayor parte de este tiempo democrático, con sus variantes como menemismo, duhaldismo, kirchnerismo.
Curiosamente a la misma hora que moría Perón hace cuatro décadas, estará jugando la selección argentina buscando el pase a cuartos de final de un mundial de fútbol. ¿Casualidad o causalidad?
El fallecimiento lo encontró en pleno ejercicio del poder y lo sucedió su esposa, Isaben Martínez, quien no estaba en condiciones de conducir una Nación con muchos problemas y terminó siendo derrocada por los militares el 24 de marzo de 1976.
Perón marcó a fuego la historia argentino, y lo sigue produciendo, por más que no esté físicamente.
Desde aquel 1 de julio de 1974 -una jornada gris y lluviosa, que se repitió los días siguientes cuando cientos de miles de personas pasaron por el Congreso a dar el último adiós al general, todavía se recuerda la frase del doctor Ricardo Balbín en la despedida "este viejo adversario despide a un amigo"-mucha agua corrió bajo el puente, con la dictadura más salvaje que sufrio el país y que terminó en diciembre de 1983 con la asunción del presidente constitucional, el radical Ricardo Alfonsín.
Después fueron gobiernos peronistas que se instalaron en el poder, por elección popular, con Carlos Menem en dos mandatos, Eduardo Duhalde y los dos Kirchner, Néstor y Cristina, que sigue hasta el 10 de diciembre del año próximo. En el medio, la Alianza y sus ilusiones pronto frustradas con el desastre de diciembre de 2001, y la suma de presidentes en poco tiempo, como Rodríguez Saa, Puerta, el quilmeño Eduardo Camaño (un día) y finalmente, Eduardo Duhalde.
De todas maneras el peronismo, movimiento creado por el general se mantuvo en el poder durante la mayor parte de este tiempo democrático, con sus variantes como menemismo, duhaldismo, kirchnerismo.
Curiosamente a la misma hora que moría Perón hace cuatro décadas, estará jugando la selección argentina buscando el pase a cuartos de final de un mundial de fútbol. ¿Casualidad o causalidad?
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